Las mariposas y las plantas mantienen unas relaciones equilibradas y naturales de poder, pues consiguen limitarse las unas a las otras.
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El Hombre, al no aceptar el flujo natural del Universo, recurre a todo el poder que puede conseguir para dominar ese flujo. Ese poder del Hombre siempre acaba por encontrar límites, pero con frecuencia, las formas en las que ese poder se ve limitado, al Hombre le resultan dramáticas y trágicas.
Además, antes de que aparezcan los límites al poder humano, el Hombre causa destrucciones, desequilibrios, daños, opresiones, sufrimientos. Ante ésto surge la necesidad de que el Hombre ponga límites a su propio poder, y ante ello surgen dos opciones:
*Los límites que unos individuos intentan poner al poder de otros. En éstos casos, con mucha frecuencia surgen diversos conflictos, y aquellos que ven su poder limitado, perciben ésta limitación como injusticia, como opresión, como frustración.
*Tomar conciencia de la dinámica del poder, reducir deseos y aumentar la armonía con el flujo natural del Universo y con la naturaleza humana.
Vista la realidad social actual, está claro cual es la opción que más se sigue, y también cual es la opción más necesaria.
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