Los demás nos piden respeto, complacer sus deseos, creer lo que ellos creen, vivir como ellos viven. Y ésto mismo es lo que nosotros les pedimos a ellos.
Si accedemos a lo que nos piden, nos verán como a personas que tienen muchas virtudes y nos admirarán o nos amarán por ello. Si no accedemos, nos verán como a personas que tienen muchos defectos, y nos despreciarán o nos odiarán por ello y surgirá algún tipo de conflicto.
Entrar en otras consideraciones morales o psicológicas, es quedar atrapados en los laberintos de las complejidades.
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