La forma básica que el Ser Humano tiene de percibir la realidad consiste en lo siguiente:
*Los senidos capatan una información y la envían al cerebro.
*El cerebro la procesa y surgen en él unas imágenes, unos pensamientos.
*Las imágenes y los pensamientos dan lugar a unas emociones, las cuales sirven de energía a la hora de dar las respuestas a las situaciones que vivimos.
El hecho de que la especie humana haya sobrevivido y que además cada vez tenga un mayor dominio sobre las otras especies y sobre el conjunto del planeta, nos muestra que la parte que el Ser Humano capta e interpreta de la realidad es lo suficientemente verdadera como para permitirle todo eso, pues si no fuera así ni siquiera hubiera sobrevivido.
Pero el Ser Humano sabe que hay una parte de la realidad que estas formas básicas de percibir no conocen por completo y no comprenden por completo, sabe que hay una parte de la realidad que no se ve a simple vista, y quiere conocerla y comprenderla. Para ello recurre a la observación más profunda, recurre a la deducción, a hace análisis, a sacar conclusiones, y aún así una parte de la realidad sigue sin conocerla ni comprenderla. sobre lo desconocido, unos crean teorías y otros crean creencias.
Podríamos creer que el que no conozcamos y no comprendamos la realidad sobre el Universo y sobre la Naturaleza, se debe solamente a las incapacidades y limitaciones de nuestros sentidos, de nuestros métodos y medios de observación a las limitaciones de nuestra mente, pero si creemos esto nos estamos olvidando de un aspecto fundamental:
De nuestros deseos.
Nuestros deseos distorsionan nuestra visión de las cosas y además reducen nuestra capacidad para el conocimiento y para la comprensión. Y lo hacen de dos maneras:
1ª) Cuanta mayor es la intensidad o la variedad de nuestros deseos, mayor es nuestra agitación, y eso reduce nuestra capacidad de conocer y de comprender.
2ª) Dependiendo de qué tipo de deseos tengamos, la visión distorsionada de la realidad será de un tipo o de otro, es decir, nuestras creencias variarán.
Así, a medida que reduzcamos la intensidad y la variedad de nuestros deseos cada vez estaremos más serenos, y cuanta mayor sea nuestra serenidad, mayor será nuestra capacidad, atnto para conocer y para comprender, como para ser capaces de aceptar lo que conocemos y lo que comprendemos.
Nuestra actitud ante lo que conocemos y ante lo que comprendemos depende de nuestro nivel de conciencia, pero no sabemos por qué tenemos un nivel u otro de conciencia, y además no tenemos ningún control sobre ese nivel de conciencia, pues ese nivel de conciencia no es algo ajeno a nosotros, no existe un nosotros separado de nuestro nivel de conciencia, nosotros y nuestro nivel de conciencia somos lo mismo, somos uno solo.
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