Las religiones, las tradiciones espirituales, las filosofías, las ciencias, las civilizaciones, las culturas, han desarrollado profundos y complejos pensamientos acerca de la vida. Todos esos pensamientos se mantienen a una enorme distancia respecto a como la mayoría de la gente vive su propia vida, y la distancia no se reduce con el paso de los siglos, es como si los unos vivieran de espaldas a los otros, y sólo de vez en cuando cada uno echara un vistazo hacia los otros.
En la actualidad vivimos en una sociedad donde conviven mezcladas y confundidas infinidad de visiones sobre la vida. En esta situación, cada persona tiene que plantearse su propia vida, y para ello tiene que escuchar, sobre todo a su conciencia, pues las religiones, las tradiciones espirituales, las ciencias, las culturas, dicen cosas tan variadas y tan diferentes, que en vez de servir como mapa, luz y guía se convierten la mayoría de las veces en fuentes de confusión, sobre todo cuando nos dedicamos a debatir sobre los diversos conceptos.
Para escuchar a la propia conciencia, primero hay que conocer todos los conceptos teóricos sobre la vida y una vez conocidos y habiendo separado el grano de la paja, empezar a olvidarlos. En segundo lugar empezar a buscar la visión directa de la realidad, es decir, esa libre de los filtros de las creencias. Y en tercer lugar, empezar a liberarse de todo lo que nos agita.
Sencillez, serenidad y tiempo.
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