En todos nosotros existen unas cosas que tienen mucho peso sobre nuestras vidas, cosas que nos producen una gran atracción. Cuando cultivamos estas cosas, o cuando nos guiamos por ellas, o cuando las conseguimos y cuando las compartimos, nos producen fuertes sensaciones de satisfacción, o de libertad, o de plenitud, o de armonía. Debido a esto, tendemos a considerar a estas como verdaderas, como verdades del Universo, con nuestra Verdad Interior. Es decir, el hecho de considerarlas verdaderas se debe a las sensaciones que nos producen, no a que hayamos visto o comprobado que lo sean. O si se prefiere, la prueba que necesitamos para considerarlas verdaderas son las sensaciones que nos producen.
Las sensaciones en sí mismas no prueban nada. Sin embargo, el hechos de que sean sensaciones que nos producen satisfacciones, sensaciones de libertad, de plenitud o de armonía, nos lleva a investigar y a cultivar esos mundos, y a base de tiempo, de investigación y de cultivo, llegamos a elaborar unos mapas de la realidad: Se trata de los mapas más cercanos a la realidad que podemos elaborar, y por lo tanto, si nos guiamos por ellos esas sensaciones continuarán y seguramente cada vez tendrán más peso en nuestras vidas, cada vez nos sentiremos más atraídos por ellas. Esa es la verdad interior que podemos alcanzar, esa es la posibilidad que tenemos de que un día el mapa y la realidad sean la misma cosa.
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