Todos tenemos unas capacidades y unas limitaciones, las cuales tienen muchas consecuencias sobre nuestra visión de las cosas. Por un lado, nuestras capacidades tienden a abrirnos a lo externo, a intentar conocerlo, a expandirnos, a buscar el poder y el dominio, o bien a buscar la sabiduría y la armonía. En cuanto a nuestras limitaciones tienden a que busquemos protección, a resguardarnos, a evitar situaciones difíciles o arriesgadas.
Todo esto estimula el desarrollo de unas determinadas emociones, y reprime el desarrollo de otras, de tal manera, que la situación emocional resultante será uno de los aspectos más decisivos en nuestras creencias, siendo el otro elemento nuestro nivel de conciencia.
La realidad es la que es, pero el mapa que hacemos de ella lo hacemos con nuestras creencias. Y es de suma importancia que entendamos que por mucho que nuestro mapa se acerque a la realidad, es eso, un mapa. Cuando nuestro nivel de conciencia se libera del peso del nuestras capacidades y limitaciones, entonces el mapa y la realidad se convierten en la misma cosa. Por eso, de lo que se trata es de liberarse del peso de nuestras capacidades y de nuestras limitaciones, pero de ese peso no nos liberamos si nos sentimos orgullosos de nuestras capacidades y nos sentimos culpables o avergonzados de nuestras limitaciones. Sólo es posible liberarse si entendemos y aceptamos que eso es con lo que hemos nacido, que eso es con lo que hemos de vivir, que eso es una escuela para aprender.
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