martes, 7 de enero de 2020

EL MUNDO IMPERFECTO Y EL MUNDO ARMÓNICO



   La gran mayoría de la gente cree que el mundo es algo imperfecto, y junto con el mundo también creen que el Hombre es imperfecto. Sus argumentos para sostener estas creencias los hallan en todos los problemas, en todas las injusticias, en todas las tragedias, en suma, en todos los sufrimientos  humanos. Para ellos, estos argumentos son totalmente ciertos y además irrebatibles. 

  Los defensores de esta visión plantean infinidad de soluciones, tantas como creencias existen. Pero todas las soluciones que se plantean consisten un firme convencimiento de que hay que hacer algo para arreglar al mundo, algo para cambiarlo, algo para construir un mundo perfecto, y creen que si no se hace nada, nada mejorará, nada se arreglará. 

   Los pocos que creen que el mundo es armónico se basan en una observación de las leyes que rigen al Universo y a la Naturaleza, y creen que esas leyes no son morales ni inmorales, sino naturales, y que no están hechas ni a favor y en contra del Hombre. Con sus argumentos rara vez convencen a los que creen que el mundo es imperfecto, pues estos exhiben un enorme arsenal de pruebas con las que defender sus creencias, y por lo tanto, su reacción es de desprecio, de burla, hacia quienes defienden que el mundo es armónico. 

  Que el mundo es armónico lo defiende, por ejemplo el taoísmo. Todos los pocos que defienden esto argumentan que de lo que se trata es de permitir que las cosas sigan su curso natural y armónico, que no hay que interferir intentando arreglar al mundo, que cuando se intenta arreglar lo que se hace es causar destrucción y producir sufrimiento. Así, si el mundo es armónico, de lo que se trata es de armonizar con él, pues esta es la manera de liberarse y de alcanzar la fusión con lo Divino. 

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  Al vivir en una sociedad totalmente dominada por la idea de que el mundo y el Hombre son imperfecto y que hay algo para remediar los muchos problemas e injusticias, una de las cuestiones que se plantea es de que, ante cualquier situación, se ha de estar a favor o en contra, aunque a veces parece se permite cierta neutralidad y cierto análisis objetivo. Pero al final, lo que queda es si el individuo está a favor o en contra. 

  Como el individuo tiene unas creencias y una valores morales, y como tiene una mente dominada por la visión dualista, lo que siempre ocurre es, que con mayor o menor intensidad, el individuo se ve arrastrado a inclinar a favor o en contra, y quienes dicen ser neutrales o racionales, es porque se sienten poco implicados o porque no quieren implicarse. 

  Sin embargo, estar a favor o en contra significa tener una visión parcial, incompleta, una visión que nos impide ver el funcionamiento global y total de las cosas, que nos impide ver que el mundo es un lugar armónico en que todo se relaciona armónicamente con todo. Así, quien sigue viendo las imperfecciones, en realidad no se debe a que el mundo y el Hombre sean imperfectos, sino que se debe a que el mundo y el Hombre no son como a él le gustaría que fueran. Cuando se acepta lo natural, el mundo es perfecto, es armónico. Por el contrario, cuando se quiere que las cosas sean de una manera determinada, la creencia es que el mundo y el Hombre son imperfectos. 

  Así, aceptar el mundo como es, nos libera. Mientras que querer que sea de una manera determinada, nos esclaviza, y aunque luchemos por cambiarlo y consigamos algunas victorias, el mundo nunca es todo lo perfecto que nos gustaría que fuera. Y así, nuestros problemas siguen presentes y nuestra liberación siempre está a la espera. 

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