miércoles, 22 de enero de 2020

TERRITORIO



  La mayor parte del tiempo, nuestras vidas transcurren en un territorio situado entre el PAÍS DEL RECHAZO y el PAÍS DE LA ESPERANZA

 Este territorio está caracterizado por los siguientes pensamientos y creencias:

    Si esto no fuera así. Si esto fuera de otra manera.

    Si los demás no fueran así. Si los demás fueran de otra manera. 

   Si no tuviera este problema. Si pudiera encontrar la solución. 

     Si las cosas fueran como yo la deseo,
     si yo tuviera aquello que me merezco,
     aquello a lo que tengo legítimo derecho,
     mi territorio sería un lugar perfecto. 

  Y todos tenemos unas creencias sobre como tendrían que ser las cosas. Todos tenemos unas creencias sobre tendrían que ser y comportarse los demás. E incluso todos tenemos unas creencias sobre como tendrían que ser las soluciones. Es decir, todos tenemos dibujado nuestro mapa de nuestro mundo ideal. Tener dibujado un mapa de un mundo ideal significa RECHAZO a lo que nos causa dolor y significa ESPERANZA en lo que creemos que nos causará placer, es descir, huimos del PAÍS DEL RECHAZO, y quisiéramos vivir en el PAÍS DE LA ESPERANZA, con lo cual no vivimos en el PAÍS DE NUESTRA REALIDAD. 

   Cuando permitimos que nuestra vida quede determinada por el rechazo y por la esperanza, la mayor parte de nuestras energías, esfuerzos, pensamientos,  emociones y tiempo, los dedicamos a combatir contra aquello que rechazamos y a buscar aquello que esperamos. Con lo cual, dejamos bastante descuidado aquello que SOMOS, a quello que TENEMOS, y lo NECESARIO que la vida nos ha dado y nos sigue regalando cada momento. 

   Cuando permitimos que nuestra vida quede determinada por los rechazos y las esperanzas, vimos culpando a los demás, a nosotros mismos, a nuestra suerte, a la Naturaleza, y vivimos eforzándonos y luchando por conseguir lo deseado, y así seguimos doloridos y encadenados pues no nos queda tiempo ni energías para dedicarlos a la soledad serena, a la comprensión, para dedicarlos a sentir la libertad, a sentir la armonía. 

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