viernes, 12 de mayo de 2017
LIBERTAD, AMOR Y EGOÍSMO
María y Alejandro estaban conversando sobre la libertad y el amor, y Alejandro decía:
-Todo el mundo quiere ser amado y ser libre, y a mi eso me parece egoísmo, pues lo quieren todo sin dar nada a cambio. Por eso, mi sueño es acabar con mi egoísmo y amar más, sobre todo a mis seres queridos.
-Al ser un ser social, el Hombre necesita sentirse querido y ser ayudado en sus momentos de necesidad. Pero el Hombre necesita libertad, como el árbol necesita espacio y luz para poder desarrollarse y dar flores y frutos, y quien se entrega a los demás pierde esa libertad, y además, suele acabar tiranizando a quienes ayuda, pues les provoca sentimientos de culpa si no se lo agradecen y a veces cae en la tentación de dirigirles la vida. -Le dijo María.
-Pero yo dejo ese espacio y esa luz a mis seres queridos, no les pido agradecimiento, y no intento dirigirles la vida. -Protestó Alejandro.
-Aunque creas eso, tu afán de amar tanto a los demás produce dependencias mutuas. Tu dependes de todo lo que tienes que hacer para demostrarles tu amor y, aunque lo niegues, también dependes de que te lo agradezcan, y ellos pueden llegar a depender de tu ayuda y de todo el amor que les das. Quien sólo recibe ayuda en los momentos de verdadera necesidad se ve obligado a ser autosuficiente, tanto material como emocionalmente, de tal manera que es el egoísmo de los demás lo que le permite esa autosuficiencia, y sólo quien es autosuficiente es realmente libre.
-Argumentó María.
Alejandro nunca había escuchado este tipo de argumentos y permaneció en silencio pensando en ellos, con lo cual María continuó:
-Mira, cuando el individuo es libre y puede desarrollar sus potencialidades, a nadie le falta nada, pues cada cual tiene potencialidades diferentes y siempre hay alguna que sirve para cubrir las necesidades de los demás. Quien desarrolla una potencialidad natural siempre quiere compartirla con los demás debido a que su ego (o su egoísmo, como tu lo llamas), le impulsa a que le quieran, y además, como se ha sentido pleno desarrollando su potencialidad natural y disfruta compartiéndola, no pierde su libertad.
Pero esto no convenció a Alejandro y la conversación continuó sin que ninguno convenciera al otro.
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