martes, 15 de octubre de 2019

DEPENDENCIA FÍSICAS Y QUÍMICAS

  Esta es una de las formas en las suelen ver la vida aquellos que se encuentran bajo el efecto directo de alguna droga, ya sea legal o ilegal.
   

  Visiones como ésta, o más grises o más negras, suelen ser las visiones que tienen muchas personas antes de consumir drogas o cuando se les ha pasado el efecto de las drogas.  
  El contraste entre estas dos visiones es una de las razones que da tanto poder a las drogas. La otra razón que da tanto poder a las drogas es el hecho de que ante un dolor las drogas producen un placer inmediato, un placer que no requiere tener que luchar para cambiar las cosas, ni tampoco requiere tener que cambiar interiormente. 

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  -Mis padres me dicen que estudie mucho, que la vida es muy dura, y que para ellos por no haber estudiado aún lo es más. Y cuando mi padre tuvo problemas con el alcohol decía que bebía para poder soportar la dureza de la vida. ¿Qué opinas profesor? -Dijo un alumno. 

  -Veréis, la vida le resulta dura, o muy dura, a la mayoría de la gente, pues conseguir lo necesario y conseguir lo deseado está rodeado de dificultades, de esfuerzos, de sacrificios y de conflictos, y todo eso produce dolor, y contra ese dolor, en nuestra sociedad se recurre a varias fuentes de placer, pero la más habitual es el consumo habitual y masivo de diferentes sustancias que nuestro cuerpo no necesita: Café, tabaco, alcohol, te, sal, azúcar, exceso de comida, y todo tipo de drogas ilegales, y aparece una dependencia física de unas sustancias químicas. Se crea dependencia por dos razones: Por el poder adictivo de esas sustancias, y porque sin esas sustancias a casi todo el mundo le resultaría más duro vivir, tanto a nivel del trabajo, como a nivel de las relaciones sociales y personales. -Dijo el viejo profesor. 

  -¿Tú crees que hay que legalizar a las drogas ilegales, o ilegalizar a algunas de las legales? -Preguntó el mismo alumno.

  -Veamos. Prohibir las drogas sólo evita algunos de los problemas que las drogas crean. Legalizarlas no traería ninguna solución a la mayoría de esos problemas. Por otro lado, el debate actual sobre el tema sólo gira en torno a cuestiones de salud, de delincuencia y seguridad ciudadana y a veces de moralidad. Pero no entra en la cuestión de las verdaderas causas por las que la gente recurre a estas substancias. -Contestó el viejo profesor. 

  -¿Por qué no se entra en las verdaderas causas? -Preguntó el mismo alumno.

  -Porque entrar en las verdaderas causas sería cuestionarse todas las bases de la sociedad actual, y no hay ningún sector de la sociedad interesado en cambiar esas bases, pues nadie está dispuesto a renunciar a sus creencias y a las formas de vivir derivadas de esas creencias consistentes en que lo más importante es conseguir lo deseado. Y debido a eso, el debate se desvía hacia aspectos falsos. -Contestó el viejo profesor. 

  -¿Qué es lo malo de todas estas sustancias? -Preguntó otra alumna.

  -Por un lado, están los problemas de salud. Por otro lado está la dependencia, es decir, la necesidad que tienen la gran mayoría de las personas de recurrir a esas substancias, dependencia que reduce mucho la libertad. En tercer lugar, el consumo habitual de esas substancias reduce la capacidad del individuo para encontrar una salida a los diversos problemas de su vida. -Contestó el viejo profesor. 

  -¿Hay algo que pueda servir para sustituir a esas substancias?
-Preguntó la misma alumna. 

  -Difícil pregunta. En teoría sí que existe, se trata de buscar satisfacciones al margen de esas substancias. No se trata de darle vueltas buscando soluciones, pues mientras nuestra sociedad no rechace el actual paradigma y busque otro, ninguna de las soluciones que se busquen o que se encuentren solucionará nada. En esta situación, sólo algunos individuos toman conciencia y se liberan de esas substancias, pero el consumo masivo y habitual continua por parte de la sociedad. -Concluyó el viejo profesor. 

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