viernes, 2 de marzo de 2018

CAPACIDADES FILOSÓFICAS, ARTÍSTICAS, LITERARIAS


   Estas capacidades nos permiten explorar nuestro interior y el Universo, y nos permiten conocer y sacar conclusiones sobre lo conocido, y a veces nos producen grandes satisfacciones, y nos capacitan para vivir en armonía con lo conocido y lo comprendido. 

   Sin embargo, también nos capacitan para intentar dominar y someter mejor a aquello que conocemos. De hecho, la mayoría de los seres humanos usan el conocimiento adquirido para intentar dominar mejor a la Naturaleza, y controlar mejor a sus semejantes o al menos para poder conseguir de ellos algunos deseos. 

   A pesar de los usos equivocados que podamos hacer de estas capacidades, estas capacidades son la primera y necesaria puerta para conocer y para comprender, son la primera base, la primera puerta para el camino espiritual, y son también la manera principal que tenemos, o al menos la más utilizada, para transmitir a los demás lo que conocemos y lo que comprendemos, así como todo lo que llevamos dentro. 

   Ahora bien, en nuestra sociedad, la gran mayoría de las personas, la gran mayoría de los filósofos, pensadores, artistas y literatos, usan esas capacidades solamente para explorar el mundo de los deseos y de la moralidad, pues ese mundo es el mundo dominante, el paradigma dominante de nuestro pensamiento, y que la mayoría de la gente considera que no existe otro.

   Así, aunque a veces alcanzar unos altos niveles de conocimiento sobre el Ser Humano y sobre el mundo en el que vivimos, sus reflexiones y su arte giran siempre y únicamente, en torno a como conseguir los deseos, a tácticas y estrategias, a los medios racionales, emocionales y morales utilizados para conseguirlos, a los triunfos, a los fracasos, a las frustraciones, a los daños producidos y a los recibidos, y sobre todo, giran en torno a preguntas y a respuestas que se repiten continuamente aunque en cada época va cambiando la forma de preguntar y de responder, pero que nunca tienen fin, y que cuando lo tienen es porque se ha caído en el dogmatismo o en el fanatismo. 

   De esta manera, tanto los pensadores, artistas y literatos, como la gran mayoría de quienes conocen sus obras creativas, se convierten en prisioneros de un laberinto del que no son conscientes que existe, al igual que el pez no es consciente de que vive en el agua, un laberinto del sólo pueden escapar aquellos pocos que son conscientes de que viven prisioneros en él. 

   ¿Cómo nos afecta esta visión de las cosas?

   Si no somos conscientes del laberinto en el que vivimos prisioneros, tampoco somos conscientes de como nos afecta. Pero nos afecta, pues vivir en ese laberinto es una manera más de vivir divorciados de nuestra verdadera naturaleza. Quien es consciente de que vive en el laberinto, automáticamente empieza a liberarse de él, pero la liberación pocas veces es completa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario