sábado, 30 de diciembre de 2017

LUCHAS INTERNAS



    Quienes tienen deseos de cosas internas, frecuentemente recurren a hacer algún tipo de esfuerzo interior, a algún sacrificio, a poner algún tipo de energía en conseguir esos deseos.

 Creo que hay que ser conscientes de que se nos presentan dos caminos: El camino de liberarnos de  deseos no armónicos y de miedos, y el camino de poner energías en conseguir algo interior, es decir, el camino de la lucha interna. 

  El camino de la lucha interna nos muestra a una persona fraccionada internamente, pues distingue y hace jerarquía entre el cuerpo, la mente, las emociones, el ego, la conciencia y el espíritu, y considera que unas partes son mejores o más necesarias que otras, e incluso que unas son más "nobles", o más "espirituales" que otras, y que las "nobles" y "espirituales" han de vencer sobre las demás.

  Sin embargo, somos el conjunto de todas las partes de nosotros mismos, somos las diversas relaciones que esas partes tienen entre ellas de manera natural y armónica. Todas estas partes tienen su función natural y necesaria, y la cumplen en dos situaciones: Cuando ante cada situación concreta usamos la parte más adecuada, y también cuando las diferentes partes actúan naturalmente, armónicamente en las situaciones que así lo requieren. Por esto, toda lucha interna es algo no natural, no armónico. 

   Así, en vez de pretender conseguir cosas internas, yo creo que lo más adecuado es dejar que todas nuestras partes sigan su flujo natural pues cada una de esas partes "sabe" lo que tiene que hacer sin que usemos nuestra voluntad o nuestras creencias. Es decir, se trata de conocer, de comprender y  de armonizar y no de vencer.

   Las luchas internas sólo son necesarias cuando tratamos con el mundo exterior. Como todavía no somos capaces de dejar que todo fluya naturalmente, nos vemos obligados a dominar ciertas situaciones, y a veces, dominar esas situaciones requiere luchas internas, pues algunas de nuestras partes se resisten.

   Estamos en evolución y eso significa que tenemos que liberarnos de unos deseos y de unos miedos que nos impiden alcanzar la liberación y la armonía, y eso también significa que nuestros deseos y nuestros miedos nos producen unas tensiones internas al entrar en contacto con nuestro nivel de conciencia más profundo. Pero esas tensiones son algo que no podemos evitar, y son también algo que genera una energía que tiende a elevar nuestra conciencia. 

   Además de energía necesitamos también sabiduría, y la sabiduría sólo llega a nuestra conciencia cuando alcanzamos la serenidad, la quietud, la paz interior, pero no podemos alcanzar la serenidad plena mientras unas partes de nosotros mismos estén luchando contra otras. Además, no hay victoria posible, pues las partes "derrotadas" siempre tenderán a cumplir con su función natural y por lo tanto, siempre tenderán a liberarse de las partes "vencedoras", y la lucha no tendrá fin. Una cosa es no poder evitar esta lucha, y otra es defender la necesidad de que unas partes venzan a las otras. 

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