domingo, 10 de diciembre de 2017

ESPIRITUALIDAD


   Las libertades políticas y sociales, así como las de pensamiento, junto con la igualdad social y la igualdad de derechos y de oportunidades crean sociedades más fraternas, con menos insatisfacciones y con menos frustraciones, y esto reduce los conflictos y la agitación de la sociedad, lo cual hace que los individuos puedan gozar de más serenidad y de más equilibrio, lo cual facilita la espiritualidad. Sin embargo, los deseos y las luchas por ellos, suelen acabar con esta situación y agitar y desequilibrar a las sociedades. 

   La mente humana ha creado diversos modelos de sociedad que pretenden ser perfectos, o al menos mejores que los existentes, y casi siempre sus seguidores han pretendido imponerlos mediante el uso de algún tipo de fuerza o acto revolucionario, o mediante algún tipo de control sobre el pensamiento, pero estos modelos de sociedad son siempre algo artificial, algo no armónico con el fluir del Universo,  pues se basan en ejercer algún tipo de poder sobre los seres humanos y sobre la Naturaleza, es decir, son creencias producidas por niveles insuficientes de conciencia. 

   Toda creencias, toda ideología, toda revolución, se basa en una visión parcial, incompleta y distorsionada de la realidad, y se basa también en una visión dualista de las cosas, las cuales son vistas como buenas o malas, positivas o negativas, y esto implica obligaciones y prohibiciones, admiraciones y condenas, premios y castigos, todo lo cual impide la libertad social y política de los ciudadanos, pero sobre todo, obstaculiza la libertad interior del individuo ya que al presentar una visión incompleta y distorsionada de la realidad, pone barreras a su percepción directa de esa realidad, con lo cual la liberación y la armonía no son posibles. 

  Las condiciones propicias a la espiritualidad sólo pueden nacer de los cambios en las conciencia de los individuos. Esos cambios pueden producirse de varias maneras. Desgraciadamente, la más habitual es la producida como consecuencias de las tragedias y de los sufrimientos. Las tragedias y los sufrimientos siempre están por niveles poco elevados de la conciencia. Ante las tragedias y los sufrimientos el individuo se ve forzado a cambiar interiormente, pues sólo un fuerte cambio interior puede acabar con su sufrimiento y evitar que aparezcan las tragedias. 

   El Universo en su fluir natural también produce una evolución en las conciencias, pero esto es lento, o al menos es siempre mucho más lento de lo que nos gustaría. 

   Un aumento del conocimiento de la realidad que nos rodea y de nosotros mismos, también produce un aumento de los niveles de conciencia, pero este aumento es muy pequeño si el conocimiento es puramente mental, racional o emocional, se necesita un conocimiento más profundo, una convicción más intensa, para que se eleve la conciencia. 

   La vida espiritual es el otro medio para elevar las conciencias. Todo camino espiritual es un camino de liberación de las muchas cadenas que a cada uno nos atan y es también la búsqueda de la armonía con la Naturaleza, con nuestro espíritu, con la energía y el fluir del Universo. La búsqueda de la liberación y de la armonía provoca una tensión con las situaciones cotidianas que vivimos y con nuestros estados interiores, y esa tensión nos produce una energía que va elevando nuestra conciencia. 

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