viernes, 22 de diciembre de 2017

EL AMOR COMO SOLUCIÓN


  A mi modo de ver es posible sentir amor incondicional por nuestros semejantes y por todos los seres vivos, y además creo que esto no resulta más difícil que cualquier otro camino espiritual. Pero la cuestión no es la mayor o menor dificultad que presenta cada camino, sino las soluciones que pueden ofrecernos cada uno de ellos. 

   Quienes presentan al amor como solución son las religiones y los sistemas éticos. Las religiones presentan a Dios como el centro de todo, y los sistemas éticos al Hombre, además, tanto las religiones como los sistemas éticos son dualistas centrados en las distinciones entre el Bien y el Mal, pretendiendo que el Bien derrote al Mal en vez de buscar que el Hombre se sienta Uno con la Divinidad. En las religiones, sólo el misticismo busca superar el dualismo y para ello busca la unión directa con Dios. 

   Así, con lo que nos encontramos es con dos horizontes diferentes. 

   Uno de ellos es el horizonte dualista y moralista de hacer el Bien y combatir el Mal, pretendiendo y esperando que un día el Bien derrotará definitivamente al Mal. Se cree que ese día se acabará el sufrimiento pues se cree que el sufrimiento sólo lo provoca la existencia del Mal.
Mientras no llega el triunfo del Bien, las religiones ofrecen al individuo la posibilidad de la salvación personal si cumple bien con sus normas o bien ayudas en esta vida, y los sistemas éticos ofrecen la plenitud de alcanzar las cimas más altas de lo humano a quien vivan de acuerdo con las normas morales, lo cual se cree que produce unas grandes satisfacciones interiores, e incluso la felicidad. 

  El otro horizonte consiste en intentar superar, transcender la visión dualista, y buscar la extinción de los deseos y del ego, o bien la armonía entre el Hombre y la Naturaleza, el Universo, la Divinidad, y se cree que el sufrimiento sólo se acabará cuando el individuo se sienta Uno con el Todo, cuando alcance la armonía. Mientras estos caminantes no alcanzan la Unión con la Divinidad, la armonía, este camino les ofrece las satisfacciones interior de vivir fieles al nivel de conciencia que vayan alcanzando. 

  A horizontes diferentes, caminos diferentes. 

  Quien camina hacia un horizonte dualista intenta seguir unas normas morales, entre las cuales la principal es el amor por los seres humanos. Intenta ser capaz de sentir ese amor en toda su intensidad y que además se un amor incondicional. 

  Quien camina hacia no-dualista intenta liberarse de sus deseos de poseer y de dominar, intenta apagar su ego, intenta vivir dejando que todo siga su curso natural. 

   Sea cual sea el camino elegido, quien avanza por su camino sentirá que va aumentando su amor. La cuestión está en si ese amor resulta o no suficiente para acabar con el sufrimiento propio y si tiene el potencial suficiente para acabar con el sufrimiento de la Humanidad. Dejo las respuestas en manos del lector. 

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