Quienes quieren mundos a su medida intentan que los demás se sometan a sus pretensiones, y así se vuelven intolerantes y a veces opresores.
Quienes acusan a alguien de intolerante o de opresor, la causa real de sus acusaciones reside en que quieren conseguir lo deseado sin pagar ningún precio a cambio.
Ninguno de los dos tolera no conseguir lo deseado o perderlo. Y surgen las justificaciones basadas en conceptos conflictivos y enfrentados, tales como justificia e injusticia, culpables e inocentes, derechos y merecimientos.
Y así, la libertad se pierde y la sabiduría no se encuentra.
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