todos somos frutos y semillas del mismo árbol
En función de los frutos que nos dan las relaciones con los demás, valoramos más o menos la soledad.
En función de los frutos que cultivamos y que obtenemos en nuestra soledad, valoramos más o menos las relaciones con los demás.
Tratar a los demás
Cuando nos domina nuestro ego, a la hora de tratar a los demás, lo primero que tenemos en cuenta es a nosotros mismos, y para ello se nos presentan las siguientes maneras de tratarles:
*De manera que podamos defendernos de lo que hacen para conseguir sus necesidades y sus deseos.
*De manera que podamos conseguir nuestras necesidades y nuestros deseos a través de ellos.
*Guiados por nuestras creencias y por nuestros sentimientos.
*Guiados por lo que consideramos lo mejor para nuestros seres queridos y para la sociedad.
Conocemos el poder de nuestro ego cuando somos conscientes de cuales de éstas maneras de tratar a los demás tiene más peso en nosotros. Conocido y aceptado el poder de nuestro ego, podemos empezar a apagarlo, a dormirlo, a observar y a escuchar a la conciencia.
Cuando el ego va dejando paso a la conciencia, a la hora de tratar a los demás se nos presentan las maneras siguientes:
*De manera que podamos ayudarles a conseguir lo que necesitan y lo que desean.
*Teniendo en cuenta sus creencias, sus sentimientos y su naturaleza.
*Guiados por la armonía con nuestra naturaleza y con el flujo del Universo.
En función de cual es nuestro nivel de conciencia, nos guíamos, mas o menos, por cada una de éstas maneras, y vemos, más o menos, cuales son las consecuencias, para nuestras vidas y para las vidas de los demás.
Lo demás son complejidades mentales y morales, laberintos de culpas y de justificaciones.
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