Las tradiciones espirituales orientales y las tradiciones místicas occidentales nos dicen que todo es Uno y que por lo tanto el objetivo de nuestra vida consiste en buscar la fusión con ese Uno. Así, el místico San Juan de la Cruz escribió el siguiente poema:
"Quedéme y olvidéme.
El rostro recliné
sobre el Amado.
Cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado."
Por su parte, los astrónomos nos dicen que somos polvo de estrellas, puesto que nuestro sistema solar y todo lo que en él existe, surgió del polvo de estrellas ya desaparecidas.
Sin embargo, la visión que la mayoría de las personas tiene hoy día, tanto de nuestro sistema solar como de la Naturaleza, consiste en verlos como fuente de peligros y de molestias, como fuente de beneficios económicos y como fuente de placeres y de belleza.
Esta visión es una visión de dominio sobre la Naturaleza, y es la que produce la destrucción medioambiental, y también impide aprender de la Naturaleza y buscar la armonía con Ella, esta visión es la que ha creado la actual civilización urbana y la creencia de que lo más importante son las relaciones entre las personas.
Esta visión ha creado una burbuja divorciada de la Naturaleza, y por lo tanto, divorciada de la realidad de las cosas. Vivir prisioneros de esa burbuja es la causa del sufrimiento contra el que luchamos, pero en nuestra ceguera creemos que ese sufrimiento nos lo causa la actitud de los demás o los fenómenos de la Naturaleza.
Si damos un paseo por la Naturaleza, lo primero que vemos es un paisaje, un entorno, un fondo, un marco general, y la mayoría de las personas no pasa de este visión. Si prestamos un poco más de atención empezamos a ver una gran diversidad de seres vivos.
Si seguimos prestando atención empezamos a ver las relaciones existentes entre todo lo que nos rodea y podemos llegar a la conclusión de que forma un todo armónico en el que todo está relacionado con todo y todo depende de todo.
Pero pese a que podamos tener esta última visión, no conseguimos vernos a nosotros mismos como seres que forman parte de ese todo armónico, nos vemos como algo separado. Sin embargo, esto no es lo que nos preocupa ni nos ocupa, sino que donde ponemos más energías y más tiempo es en los aspectos sociales, políticos y económicos y en las relaciones con las personas de nuestro entorno.
Podemos estar de acuerdo con las tradiciones espirituales orientales y con las tradiciones místicas en que todo es Uno y que por lo tanto habríamos de buscar la fusión con ese Uno, o podemos estar de acuerdo en que somos polvo de estrellas, pero este acuerdo es un acuerdo superficial, mental, nuestra conciencia todavía no ha llegado a estar plenamente de acuerdo con esto. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
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