En la naturaleza del cardo está tener espinas. Este cardo ha podido desarrollar ese potencial natural y sobrevivir a los herbívoros, y esto ha hecho posible que el insecto se alimente, sobreviva y nos ofrezca su belleza.
El cardo, sin pretenderlo, alimenta al insecto.
El insecto, sin pretenderlo nos ofrece su belleza.
Así, cuando las cosas pueden desarrollar su potencial natural, sin pretenderlo sirven a los demás, y así la cadena de relaciones continúa hasta abarcar a todo el planeta.
Pero la mayoría de las personas dirán:
¿Qué importan un cardo y un insecto cuando en el mundo hay problemas tan graves que resolver?
Indudablemente que no les importa a quienes causas los problemas, y tampoco a quienes pretenden resolverlos y no lo consiguen, y cuando encuentran una solución ésta acaba causando otros problemas. Tampoco les importan a quienes son víctimas pasivas o inocentes de esos problemas.
Pero todo está relacionado con todo. Todo depende de todo.
Si el cardo y el insecto importaran, si importaran las relaciones que crean, los actuales problemas no se hubieran originado.
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