sábado, 5 de agosto de 2017

OBSERVACIONES


    * Si observamos el mundo de nuestros deseos y somos conscientes de la libertad que nos roban, del dolor, de la frustración, de los problemas y de la agitación que nos producen ciertos deseos, es muy posible que intentemos liberarnos de esos deseos. Puede que lo consigamos y puede que fracasemos. Frente a estos fracasos, yo creo que lo más sabio es observar, procurando no caer ni en la justificación ni en  la culpa. Muchas veces fracasaremos también en este objetivo, ante lo cual la actitud más sabia es la observación de este fracaso.

   * Si observamos cuáles son nuestras relaciones con los demás, y si somos conscientes de cómo esas relaciones a veces nos roban libertad, o nos causan dolor, problemas, decepciones y agitación, y sobre todo, si somos conscientes de que la libertad sólo es posible en en soledad, buscaremos esa soledad, y durante un tiempo la disfrutaremos. Pero llegará un momento en el que buscaremos la compañía de los demás, porque la soledad nos duele, porque necesitamos sus afectos, y porque necesitamos compartir sentimientos y pensamientos. Y llegará un momento en el que volverán los viejos problemas con los demás, o aparecerán otros nuevos, y buscaremos de nuevo la soledad....

  Ante esto, yo creo que la estrategia más sabia es huir de las justificaciones y de las culpabilidades, y observar cuales son nuestras reacciones. Como seguramente no podremos dejar de culpar a los demás y de justificarnos a nosotros mismos, observemos también estas reacciones. 

   * Si cuando estamos a solas observamos a nuestra mente, veremos que pocas veces está en calma, que casi siempre nos impulsa a hacer algo o a pensar en algo, o que está dominada por emociones y recuerdos dolorosos y agitados. Si somos conscientes de toda esta agitación, seguramente intentaremos calmar a nuestra mente, y seguramente fracasaremos. De nuevo, yo creo que la actitud más sabia es la observación libre de culpas y de justificaciones. Y si fracasamos, observemos también este fracaso. 

   * Si observamos a nuestro ego y somos conscientes de los pensamientos y emociones que nos produce, seguramente intentaremos controlar esos pensamientos y esas emociones, y seguramente fracasaremos. De nuevo lo más sabio no es ni la condena ni la justificación, sino la observación de todos los procesos de nuestro ego, en especial los procesos de condena y de justificación.

  * Si observamos que estamos faltos de energías, o que nuestro estado de ánimo es triste, decaído, pesimista, seguramente intentaremos conseguir energías y alegrías, y seguramente fracasaremos. Observemos cómo nuestras energías y nuestros estados de ánimo van y vienen, y veremos que muchas veces no hallamos ninguna explicación a estos estados y a sus cambios.  


   Hay quien opta por luchar contra lo que le produce dolor y por alcanzar lo que le produce bienestar. Quien opta por la observación se encuentra con que puede comprender más profundamente y eso le da herramientas para tomar actitudes más armónicas, y además se ahorra el esfuerzo de la lucha y la frustración de ls derrotas. 

  Triunfos y fracasos, alegrías y dolor, libertad interior o sometimiento a nuestros deseos y emociones, agitaciones y serenidad, todo esto va y viene sin que podamos controlarlo. Pero siempre tenemos lo que aprendemos a evitar y aquello con lo que aprendemos a armonizar. También tenemos la energía que nos producen nuestras tensiones, sin la cual tendríamos pocas energía para impulsar la búsqueda de la armonía interior. Y sobre todo, tenemos nuestro horizonte espiritual y el caminar hacia él siendo fieles a nuestra conciencia, las satisfacciones y plenitudes que alcanzamos, y las posibilidades de liberación.


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