Una de las características más destacables de los seres humanos en la actualidad es la enorme importancia que la gran mayoría le da a las relaciones con los demás. Por un lado, porque nuestra supervivencia depende de esas relaciones, y por otro lado, porque es creencia mayoritaria que a través de las relaciones sociales se consiguen los aspectos más importantes para nosotros.
Todo lo anterior nos lleva a presionarnos continuamente los unos a los otros, a intentar convencernos continuamente los unos a los otros, para que los demás tengan comportamientos que nos faciliten conseguir lo que creemos que necesitamos y lo que deseseamos. A veces, también inentamos convencer a los demás para que adopten nuestras visiones de la vida y tener así a personas con las que poder compartir las mismas visiones.
Por otra parte, todas las relaciones de poder, y todas las fuentes de riqueza, se basan en diferentes presiones ejercercidas por los poderosos y por los ricos, así como en un alto grado de convencimiento de los sometidos y de los pobres respectos a los argumentos de los poderosos y de los ricos.
Y junto a todo ésto, están las muchísimas personas que se ganan la vida convenciendo a los demás de algo, y que lo hacen con diferentes medios y llevados por el afán de conseguir diferentes objetivos.
Ante la gran frecuencia y la gran intensidad de las presiones y de los intentos de convencimiento:
¿Cuáles son las actitudes pueden liberarnos?
¿Cuáles son los caminos que siguen los sabios?
Entre las respuestas hay que tener muy en cuenta a la sencillez y a la soledad.
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