Lo primero es establecer que es lo necesario y lo adecuado. Como los niveles de conciencia son diferentes, se presenta la primera dificultad.
Como no hay acuerdo unánime, la mayoría dominante lo establece y lo impone a toda la sociedad, pero con mucha frecuencia vemos, o creemos, que los demás no lo hacen o no quieren hacerlo. Y las acusaciones se convierten en una dificultad para las comprensiones.
Cada persona entiende que hay cosas que debería hacer, pero no siempre las hace. Y las justificaciones, y a veces las propias acusaciones no la dejan comprender.
Lo necesario y lo adecuado siempre van por delante de las capacidades, y esas distancias, para acortarlas, primero hay que comprenderlas.
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