lunes, 6 de agosto de 2018

DESEO, AMOR Y LIBERTAD


   Deseo de poseer lo que nos causa placer, 
   amor por quienes nos producen placer,
   libertad en las alas, y Amor al que la libertad libera. 



        En los niveles mayoritarios y dominantes de conciencia, lo primero es conseguir lo que se desea, lo segundo son las relaciones amorosas y lo tercero es la libertad. Como en todo, hay excepciones, pero excepto en las relaciones entre parientes cercanos (donde las necesidades de supervivencia crean fuertes lazos amorosos, y las normas morales tienen una enorme fuerza), estas son las prioridades de la gran mayoría de las personas, tanto en las relaciones de pareja como en las relaciones de amistad.  

   Quien recibe ayuda, placeres, alegrías, aquello que desea o ayuda para conseguirlo, siente amor por quien le proporciona estas cosas. Cuando quien recibe deja de recibir, o cuando quien recibe considera que lo recibido es poco, o que es menos de lo que da, reduce su amor o deja de amar a aquellos a quienes antes amaba. Casi todo el mundo siente grandes satisfacciones amando a personas concretas, pero si a cambio no recibe amor, dejará de amar. 

   Cuando alguien no se siente amado o no ama siente dolor. Sufre por la pérdida de todo lo placentero y satisfactorio que produce sentirse amado y amar, sufre por miedo a la soledad y al desprecio. Y sufre todo aquel que se deja llevar por pensamientos moralistas y cree que en este mundo existe poco amor y que existe mucha ingratitud y mucho egoísmo. 

  Como las relaciones amorosas se basan en el deseo de recibir o en las satisfacciones de dar, reducen o impiden la libertad. Cuando lo recibido o las satisfacciones obtenidas amando son altos, nadie echa de menos su libertad, ahora bien, cuando empiezan a reducirse las satisfacciones amorosas, entonces se busca la libertad, pero no nos engañemos, es el deseo el que sigue dominando, y la libertad que se busca es aquella que posibilita la forma de conseguir otros deseos, con lo cual la libertad se pierde debido a que la persona se esclaviza a la necesidad de conseguir esos deseos.

   Que la libertad es menos importante que los deseos se ve también en las relaciones laborales y sociales. Apenas si se lucha contra la explotación y los abusos laborales, apenas si se lucha por una sociedad justa. Las principales luchas que se producen en los ámbitos laborales y sociales son las rivalidades entre individuos por conseguir más dinero, y la luchas de diversas asociaciones de individuos, bien contra el Estado o bien entre ellas, para conseguir más dinero, aunque lo disfracen en nombre de los derechos de cualquier tipo.

  Que la libertad es menos importante que el amor se ve también en el hecho de que casi nadie siente admiración o amor por quien han optado por vivir con la libertad como principal objetivo. Que la libertad es menos importante que el amor se ve en toda la libertad que el individuo pierde en todo lo que tiene que hacer para que los demás le amen. Y esto debería llevarnos a cuestionarnos profundamente nuestra visión del amor, ya que por un lado todo el mundo dice valorarlo extraordinariamente , pero en la práctica está sometido al deseo y en guerra contra la libertad. Por eso, cuando hablamos de amor, ¿de qué estamos hablando?

  Quien pone por delante su libertad tiene que aprender a reducir sus deseos, a ser autosuficiente materialmente y emocionalmente, a aceptar su soledad y a verla como su mejor posibilidad para sentirse pleno y armónico. Tendrá fuertes tensiones interiores, recibirá poco amor, y fácilmente será despreciado o entrará en conflicto con el conjunto de la sociedad, y tendrá que aprender a ceder y a adaptarse a los valores dominantes si quiere escapar a la hostilidad de la mayoría. Sólo sus afines le comprenderán y al comprenderlo le darán su amor y él les dará el suyo. 

   El AMOR es la energía divina y todos la llevamos dentro. El polo opuesto al AMOR no es el odio (el odio es sólo la emoción que nace cuando no se consigue lo que se desea), lo que impide que el AMOR se manifieste son los deseos, es decir, la falta de libertad.  

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