viernes, 29 de diciembre de 2017
LUCHAS DEFENSIVAS
Quien no quiere conseguir más de lo que ya tiene se encuentra con que tiene que defender lo que tiene o la forma en la que quiere vivir. Siempre hay alguien que quiere arrebatarle algo, o que le somete a presiones diversas, o que interfiere en su vida. Esto le obliga a luchas defensivas, en las cuales unas veces pierde algo y otras consigue conservar lo que tiene. Pero aunque venza no hay paz posible para él, pues siempre hay quien hará algo de lo que tendrá que defenderse. No le queda más remedio que aprender a soportar esta situación y a seguir defendiéndose.
Los deseos de cosas internas y el camino espiritual requieren que el individuo disponga de un espacio y de un tiempo para sí mismo y que ese espacio y ese tiempo estén libres de las interferencias ajenas. Teniendo en cuenta que los que luchan por cosas externas son mayoría, dominan las relaciones sociales y siempre tienden a expandirse y a ejercer su poder o su control sobre los demás, disponer de un espacio y de un tiempo para uno mismo requiere luchar a la defensiva contra ello, o al menos requiere mostrarles nuestras uñas y avisarles de que nos respeten.
Pero aunque se consiga ese tiempo y ese espacio, no hay paz posible, pues el mundo exterior siempre estará ejerciendo todo tipo de presiones. Las luchas entre los que desean cosas externas generan mucho ruido, mucha agitación e incluso situaciones violentas a nuestro alrededor, y todo eso nos afecta, igual que nos afectan los terremotos, igual que nos afectaría una manada de elefantes furiosos pasando por delante de nuestra puerta.
Esto nos lleva a la soledad, o bien a reducir nuestras relaciones a la gente afín a nosotros. Yo creo que esto nos basta para nuestra vida espiritual y para poder compartir lo que llevamos dentro. Por otra parte, debemos de ser muy conscientes de que no podemos influir sobre quienes no se cuestionan sus propias creencias. Por eso, tampoco debemos luchar para convencer a nadie, los demás cambiarán cuando lo crean conveniente o cuando las circunstancia les obliguen.
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