lunes, 18 de diciembre de 2017
AMOR Y DESEO DE POSESIÓN
Entre las formas de entender el amor, hay una que nos lleva a intentar poseer o controlar aquello que amamos. Los ejemplos son muchos, tales como el amor por las cosas bellas y por aquellas cosas que nos producen placeres. En estos caso, el amor da lugar al deseo, (¿o se trata de un deseo al que llamamos amor?), lo cual nos ata a lo que deseamos y a lo que tenemos que hacer para conseguirlo, y que muchas veces da lugar a conflictos, que nos produce frustración si no lo conseguimos, y que cuando lo conseguimos el paso del tiempo hace que se vaya reduciendo el placer que nos produce.
¿A quien no le gustaría tener una varita mágica para poder poseer todo aquello a lo que ama?
¡Qué tiranos y qué esclavos nos volveríamos si la tuviéramos!
En el amor de pareja o amor romántico, el deseo de posesión o de control puede llegar a ser muy fuerte, ya que las satisfacciones y placeres que nos produce este amor son también muy fuertes. El deseo de posesión o de control no sólo está producido por la intensidad de las satisfacciones y placeres, sino porque las relaciones amorosas de pareja generan dependencias emocionales, las cuales psicológicamente son muy variadas y complejas.
En las relaciones amorosas de pareja pueden darse relaciones basadas solamente en el deseo sexual, en el respeto mutuo, en la libertad de ambos, y en el cariño. Pero más de la mitad de las parejas se separan, o mejor dicho, una de las partes decide que no quiere seguir con la relación. En estos desamores hay dos aspectos fundamentales. El hecho de que el amor se acaba al menos en una de las partes, y el hecho de que al menos una de las partes considera que la otra parte ya no satisface sus deseos. En un mundo donde todo se basa en la consecución de los deseos, el deseo vence al amor, ¿O es que eso a lo que se llama amor es sólo un deseo?
En las relaciones de pareja el desamor o los deseos enfrentados a veces producen maltratos físicos o psicológicos, y a veces esto acaba en asesinato. Los maltratos físicos y los asesinatos son causados mayoritariamente por hombres, y en cuanto a los maltratos psicológicos la cosa es más compleja, pero en este aspecto, tanto hombres como mujeres pueden hacer que la vida de su pareja sea un infierno.
El romanticismo ha idealizado el amor de pareja, y nuestra sociedad lo considera muy bello y muy importante. Sin embargo, da mucho que pensar que estas relaciones, que comienzan casi siempre con amor entre ambos, tantas veces evolucionen hacia el que uno se canse del otro, o hacia los odios, las peleas y los malos tratos y asesinatos. ¿Cómo es que algo a lo que se considera tan bello pueda producir también tanto dolor? Creo que la respuesta es compleja, pero deberíamos ser más conscientes sobre el siguiente hecho:
¿De qué estamos hablando cuando pronunciamos la palabra amor?
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