domingo, 31 de diciembre de 2017
¿ACEPTAR AL MUNDO?
¿Qué entendemos por mundo? La mayoría de las veces entendemos por mundo a la sociedad en la que vivimos, pero el mundo también puede ser entendido como nuestro planeta, nuestro sistema solar y el Universo.
Si entendemos por mundo a la sociedad, de una manera u otra siempre estamos en lucha contra él debido a que el mundo nunca nos da todo lo que deseamos o que creemos necesitar, el mundo siempre nos está poniendo obstáculos a la manera en la que queremos vivir, y el mundo nunca está hecho a nuestra medida. De esta manera, luchamos contra el mundo para conseguir nuestros deseos, para poder vivir como queremos que el mundo esté hecho a nuestra medida, y fracasamos, somos derrotados, como lo prueba la frustración y la insatisfacción que sentimos.
Si somos derrotados, la conclusión que podemos sacar es que hay que aceptar a este mundo como es. Sin embargo, aceptar no es lo mismo que resignarse. La resignación es un escepticismo estéril, una tristeza, una amargura, (a veces una depresión), que deja al resignado condenado a la frustración permanente o a basar su vida solamente en los placeres hedonistas que pueda conseguir y que nunca le resultan suficientes.
A mi modo de ver, la aceptación de este mundo consiste en entender que hay cosas que no podemos cambiar, y que por lo tanto no vale la pena luchar contra ella o a favor de ellas pues seremos derrotados. También consiste en entender que hay cosas que podemos cambiar, pero que hacerlo nos esclaviza a nuestros deseos y crea conflictos con los demás. Pero también consiste entender que dentro de este mundo tenemos la posibilidad de cultivar nuestro interior más profundo, y que sólo cultivando ese interior seremos capaces de construir una sociedad mejor para todos.
Necesitamos comprender en toda su amplitud que este mundo es el mundo en el que nos ha tocado vivir, que no hay otro, y que nuestro camino espiritual pasa por ir sorteando los obstáculos que este mundo nos pone. No podemos crecer espiritualmente si no aprendemos a superar estos obstáculos pues no sabemos crecer espiritualmente ni no es a base de obstáculos, tanto exteriores como interiores. Toda lucha crea una tensión, toda tensión es una energía que necesitamos para nuestro crecimiento espiritual.
Por otra parte, en nuestra lucha contra el mundo siempre hay momentos de tregua, de serenidad, y esos momentos debemos de aprovecharlos para aumentar nuestra comprensión profunda de las cosas, pues sólo esa comprensión profunda nos permite ir viendo claramente por donde hemos de caminar y como hemos de hacerlo.
Si entendemos al mundo como a nuestro planeta, como a nuestro sistema solar, como al Universo, vemos que no somos capaces de aceptar su natural fluir, y vemos, sobre todo, que esa no aceptación nos llevar a intentar dominarlo y controlarlo en vez de buscar la armonía. Ver esto es relativamente fácil, pero lo que nos resulta mucho más difícil es ver que debido a nuestra falta de aceptación del natural fluir, hemos creado y estamos creando a una sociedad, a un mundo en guerra entre los diversos grupos humanos y sociales, y una sociedad contra la que cada uno de nosotros estamos en guerra, y que esa guerra también da lugar a nuestras luchas internas.
Antonio Machado decía que él estaba "en paz con el mundo y en guerra con sus entrañas".
Aunque también es posible que la guerra que mantenía con la sociedad española de su época, una sociedad que no le gustaba y que le causaba muchos sufrimientos, la hubiera trasladado a interior.
De todas maneras,nosotros estamos en guerra con ambos, y en cuanto la la paz, empieza por la paz interior.
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