lunes, 25 de diciembre de 2017

LA LIBERTAD ES FÉRTIL




    Todos somos árboles. Cuando usamos la libertad para cultivar nuestro propio y particular árbol, ese árbol siempre resulta fértil. 

   El natural del árbol es ser fértil y prolongar y propagar la vida. Para ello, al árbol le crecen las raíces, el tronco, las ramas, las hojas, las flores y los frutos. 

  La intención del árbol no es que su leña nos sirva para que ardan nuestros fuegos, ni que su madera nos sirva para construir cosas útiles, pero su leña y su madera nos sirven.

  La intención del árbol no es que sus ramas y sus hojas den abrigo, protección y sombra, pero los dan. 

  La intención del árbol no es producir oxígeno para que respiremos, pero lo produce. 

  La intención del árbol no es dar frutos para alimentar a otros seres vivos, pero los produce. 

  Lo que cuenta no es la intención, sino el efecto producido, y el efecto de usar nuestra libertad para cultivar nuestro interior es siempre la plenitud propia y el beneficio ajeno, y así construimos ese bosque que es el lugar en el que vivimos y donde desarrollamos la esencia que llevamos dentro. 

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