sábado, 2 de septiembre de 2017

PAZ Y LIBERTAD




    Quien tiene paz interior también es libre interiormente. Es libre porque no es parte activa en ningún conflicto, puesto que si lo fuera no tendría paz interior. Es libre porque tiene pocos deseos y los que tiene son sencillos, pues si tuviera muchos deseos tampoco tendría paz interior. Por otra parte, al tener pocos deseos y ser sencillos crea muy pocas situaciones conflictivas. Esta persona puede que no disfrute de varias libertades exteriores, pero esas libertades dependen de la sociedad en la que vive.

   A nivel mundial, en cada país domina una minoría de poderosos que imponen su poder. Estos poderosos a veces luchan entre ellos, a veces se alían. En la actualidad entienden que les beneficia  crear y apoyar conflictos armados a nivel regional, pero mantener la paz mundial. 

   Dentro de cada país, la paz depende del poder de la minoría poderosa y de la eficacia de las instituciones del Estado, y también del grado de aceptación del poder de la minoría dominante y del poder del Estado por parte de la mayoría sometida. 

   En nuestro pasado reciente, la conflictividad social dentro de cada país se veía como la lucha de la mayoría oprimida contra la minoría opresora y contra todos sus aliados y ayudantes de esa minoría, especialmente las instituciones del Estado. Hoy día la división de la sociedad entre una minoría opresora y una mayoría oprimida se niega en todos los niveles de la sociedad, y los pocos que la ven no hablan de ella. 

   Además de los conflictos internacionales creados por los poderosos mundiales, dentro de cada país sigue habiendo conflictos, los cuales se desarrollan en el marco siguiente: Las luchas (con mayor o menor grado de violencia) se producen entre los que quieren conservar lo que tienen y los que luchan por conseguir lo que desean. No importa lo justo o lo injusto que sea aquello que se quiere mantener, no importa lo justo o injusto que sea aquello que se quiere conseguir. 

   En una sociedad dominada por la consecución de los deseos como la actual, el concepto de libertad consiste en tener todas las posibilidades y todos los medios de conseguir lo que se desea, y el concepto de opresión consiste en condenar a quienes ponen obstáculos para la consecución de esos deseos o bien tienen la fuerza suficiente como para impedir esa consecución. Así, el que quiere conseguir lo que desea dice que lo hace en nombre de la libertad y acusa de opresor al que quiere conservar lo que tiene, y esta acusación se produce tanto si la opresión es real o no lo es. 

  Los que tienen más poder son los que quieren conservar lo que tienen y usan ese poder para someter a los demás. Los que quieren conseguir lo que desean, cuando triunfan en sus lucha crean un nuevo sistema de opresión, el cual imponen allí donde alcanza su poder. 

   Ante los daños que causan los conflictos, especialmente los conflictos violentos, surgen los argumentos de condena de ciertos actos y de defensa de ciertos otros, pero estos argumentos dependen de los intereses y de las creencias morales de cada grupo humano. Aunque podamos creer que existen valores morales universales, es cada grupo humano el que dicta lo que está bien y lo que está mal. 

   Estas son las reglas que rigen nuestra sociedad actual, y al igual que han cambiado respecto al pasado reciente, también pueden cambiar en el futuro. Pero mientras el Ser Humano siga buscando el poder y luchando por conseguir lo que desea en vez de buscar la armonía con el natural fluir de las cosas, ni habrá paz ni habrá libertad, pues cuando estos deseos alcanzan cierta intensidad (y es intensidad en los deseos domina a mucha gente), vencen a la moralidad, a la compasión y a los bellos deseos de justicia y de fraternidad. 

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