lunes, 10 de octubre de 2016

VIVIR A CUATRO BANDAS



     Vivimos sometidos a una tensión producida por la pugna que dentro de nosotros se produce entre cuatro grandes aspectos: 

  1) Las presiones que los demás ejercen sobre nosotros, la cuales presentan tres grandes componentes: Lo que nos exigen, lo que nos piden a cambio de su amor, y sus intentos de controlarnos o dominarnos. Como les necesitamos, tanto materialmente como emocionalmente, tenemos que hacer un difícil equilibrio entre estos tres aspectos y nuestra libertad. 

2) Nuestro deseo de que las cosas sean siempre como nos gustaría que fueran. Este deseo siempre está presente en nosotros, pues creemos que si las cosas fueran como las deseamos se acabarían nuestros problemas y nuestra vida sería plena y satisfactoria. No somos conscientes de que si las cosas siempre fueran como las deseamos la vida sería un infierno para los demás, pues ellos no desean siempre lo que nosotros y muchas veces tienen deseos totalmente contrarios a los nuestros.
   Además, si las cosas siempre fueran como las deseamos, tampoco alcanzaríamos ni la plenitud ni la satisfacción, pues muchos de nuestros deseos no son armónicos con nuestra verdadera esencia ni con la Naturaleza. 

3) Conseguir lo que deseamos o lo que creemos que es lo mejor, frecuentemente se encuentra con la oposición de nuestras emociones y de nuestras creencias. Estas no sólo limitan la consecución de nuestros deseos, sino que muchas veces son las fuerzas que gobiernan nuestros pensamientos y nuestros actos. Que nuestras emociones tengan ese poder sobre nosotros es algo natural, pues para nuestra supervivencia siempre es mejor depender de las respuestas automáticas e intensamente fuertes de nuestras emociones que de nuestras creencias. El problema es que muchas de nuestras creencias y la mayoría de los miedos que nos ha inculcado la sociedad, nos llevan a desear cosas que son contrarias a nuestra verdadera naturaleza, y por lo tanto la emociones se resisten cooperar en la consecución de lo que no es natural, y esa resistencia nos produce diferentes formas de dolor.

4) Nuestra verdadera esencia y la conciencia que tenemos de ella. A nuestra conciencia siempre le gustaría verse libre de los otros tres grandes aspectos anteriores, pues cree que sólo así reinaría dentro de nosotros la serenidad, la plenitud y el bienestar. 

   Nadie está libre de los tres primeros aspectos y todo el mundo tiene el cuarto aspecto. Ante esto se nos presentan dos opciones: 

   * Ver los tres primeros grandes aspectos como unos obstáculos en nuestro camino espiritual, y por lo tanto creer que hay que vencerlos mediante la lucha, o superarlos por medio del esfuerzo. Todas las tradiciones espirituales tienen muy desarrolladas sus estrategias de lucha y sus técnicas de esfuerzo para esto.



  *Yo creo que es mejor ver estos tres aspectos como una tensión necesaria para crecer espiritualmente. Toda tensión interior, en tanto que es un dolor, nos produce la necesidad de búsqueda de armonía y de equilibrio para hallar el bienestar, y esa búsqueda es la única que nos permite encontrar los caminos más sabios y armónicos, además también nos produce la energía imprescindible para que podamos caminar con facilidad por esos caminos. 

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