lunes, 31 de octubre de 2016

EL CUARTO DESEO (SEGUNDA PARTE)


   Juan no quedó contento con la alternativa que le dio el Viejo Mago y ses fue a ver a la Vieja Adivina, la cual le dijo: 

  -Como tienes una naturaleza fuertes y haces una vida sencilla y sana, tu salud será buena hasta que cumplas los cien años. 

 Juan pensó que la Vieja Adivina le estaba dando mejores respuestas que el Viejo Mago, y ésta continuó: 

  -Siempre tendrás menos dinero del que deseas, al menos hasta que cumplas los cien años. 

  Esto ya no le gustó tanto a Juan, pero la Vieja Adivina continuó: 

 -Como tu amada es una mujer sensata y por lo tanto no te pedirá más de lo que eres ni más de lo que tu le darás, y como tu también esa misma sensatez, vuestro amor durará hasta que, tras cumplir los cien años, ambos muráis. 

 Eso, está bien, pensó Juan, son muchos años de felicidad por delante. 

 Finalmente, la Vieja Adivina le dijo: 

  -En cuanto a tu libertad, cuanto más la valores más tendrás. 

  Juan se despidió agradecido y satisfecho con estos buenos augurios, aunque un poco desilusionado con el tema del dinero. Mientras caminaba recordó que le habían hablado del Viejo Enigmático, el cual tenía fama de ser muy sabio, y se dirigió a su casa. 

  -Siéntate, dime ¿Cual es el motivo de tu visita?

Juan se lo explicó con claridad, y el Viejo Enigmático le preguntó: 

  -¿Para qué quieres la salud?

Juan no supo que responder, pues su deseo le parecía obvio.

 -¿Para qué quieres el dinero? 

 Juan siguió callado y sorprendido con la actitud del Viejo Enigmático, pues en vez de darle respuestas le hacía preguntas.

  -¿Para qué quieres ser amado?

 Juan no salía de su asombro y estaba cada vez más decepcionado, pero el Viejo Enigmático ignoró esto y concluyó sus preguntas: 

  -¿Para qué  quieres la libertad?

 -He venido en busca de respuesta y usted sólo me hace preguntas. 

  -Es que yo sólo muestro el inicio de los caminos de la vida. Y te puedo decir que todo depende del camino que escojas, pero lo que pase en ese camino siempre será una incógnita. La vida no está hecha para concederte tus deseos y ni para mostrarte el futuro, por lo tanto tendrás que descubrir por ti mismo la vida y aprender a caminar por ella por sí mismo.

 -Pero el Viejo Mago me concedía mis deseos y la Vieja Adivina me predecía el futuro -protestó Juan.

 -Ellos te dieron consejos sabios, pero tu no los escucharte porque estás obsesionado con tus deseos, es un mal muy abundante en nuestra época, y ellos se ven obligados a hacer lo que hacen para que la gente empiece a hacerse las preguntas necesarias para mejorar realmente sus vidas, y ya vez, algunos dicen que yo soy un sabio, a mi que soy el Viejo Enigmático. 

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