La búsqueda de uno mismo, encontrarse a uno mismo, es una de las grandes aspiraciones humanas. Lao Tse también entró en ésta búsqueda, y en ella halló al Hombre en el Tao, tanto en el interior de sí mismo, como a través de la observación y de la comprensión de la Naturaleza, y todo ello a través de la receptividad:
"Exprésate completamente;
después guarda silencio.
Sé como las fuerzas de la naturaleza:
cuando sopla el viento, sólo hay viento;
cuando llueve sólo hay lluvia;
cuando pasan las nubes, brilla el sol."
(Tao Te King. Cap. 23)
"Un buen viajero no tiene planes fijos
ni está empeñado en llegar a parte alguna.
Un buen artista permite
que su intuición le guíe a donde quiera.
Un buen científico se libra de conceptos
y mantiene su mente abierta a lo que es."
(Tao Te King. Cap. 27)
En suma, nos encontramos a nosotros mismos y somos nosotros mismos cuando, espontánea e intuitivamente, no entregamos a la aceptación y a la armonía con las situaciones que nos trae el flujo natural. Cuando no aceptamos esas situaciones, es nuestro ego el que nos dice lo que somos. Sin embargo, Lao Tse nos dice que somos Tao, y que a través de la armonía podemos saber quienes somos:
"...acepta el mundo tal cual.
Si aceptas al mundo,
el Tao cobrará luz en tu interior
y retornarás a tu ser primigenio."
(Tao te King. Cap. 28)
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