Cuando no aceptamos la realidad natural, surge lo ideal, lo soñado, a lo cual siempre lo consideramos como bello y perfecto. Pero al surgir como un rechazo es en realidad un artificio complejo. Y así, cada vez que queremos conseguir lo soñado, aparecen unas contradicciones que nos ponen obstáculos o que nos impiden alcanzarlo.
Al no conseguirlo nos frustramos, buscamos culpables y justificaciones, y en vez de buscar comprensiones y caminos naturales, buscamos por caminos artificiales placeres y satisfacciones que nos liberen del dolor, que nos den lo soñado. De ésta manera, la espiral aumenta y no sabemos como escapar de ella.
Y nunca somos conscientes de que aceptar lo natural presenta dificultades, pero no presenta ni crea contradicciones.
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