REALIDAD, CREENCIAS Y EXPLORACIÓN

     Realidad sólo hay una, aunque pueda presentarse ante nuestra mente repartida en varios niveles. Nuestro camino espiritual, nuestra actitud ante la vida, requiere que conozcamos lo máximo posible de esa realidad, requiere tener una convicción interior profunda de que eso que conocemos es real, o que al menos es un reflejo de lo real.

   Sin embargo, la realidad resulta muy difícil de conocer, y seguramente por eso existen tantas visiones diferentes, tantas creencias diferentes, y tantas interpretaciones de aquello que somos capaces de captar con los sentidos, procesar con el cerebro, y conocer y comprender con la intuición y con la conciencia. 

   La Humanidad, a lo largo de los milenio ha creado diversas creencias, casi todas muy bien elaboradas, las cuales han pretendido explicar la realidad en su totalidad, y de hecho, para sus creyentes la explican de forma convincente, y han conseguido millones de seguidores que han orientado sus vidas de acuerdo con esas creencias.

   Existen muchas creencias, y podríamos clasificarlas de varias maneras en función de multitud de características, pero se me ocurre que el lector se pregunte lo siguiente: 

   ¿Cuál es el grado de libertad de exploración de la realidad que me  permiten mis creencias?

  Seguramente, el lector se contestará que sus creencias le permiten total libertad, si es así, que se haga de nuevo la pregunta y, siendo sincero consigo mismo, vea en qué aspectos sus creencias le limitan la libertad de exploración.


  La realidad ya ha sido explorada en el pasado, y los grandes sabios de todos los tiempos y tradiciones nos han ofrecido visiones muy cercanas a la realidad, y puede que incluso visiones completas y reales de ella, pero no nos basta con conocer esa realidad a través de las palabras de esos sabios, ese conocimiento es sólo mental, y por lo tanto, contiene muy poca energía para que podamos vivir de acuerdo con él.

    Si queremos vivir de acuerdo con esa visión sabia de la realidad necesitamos descubrirla por nosotros mismos, y para ello necesitamos disponer de toda la libertad para poder explorar, tanto dentro de nosotros mismos, como en todo lo que nos rodea.