ESTIMULAR, REPRIMIR, LIBERARSE
Estimulamos todo aquello que nos produce placer y satisfacciones, y así, a todo lo que nos produce éstas sensaciones agradables lo consideramos "bueno".
Pero aquello que creemos que es "bueno" tiene unos inevitables hermanos a los que consideramos "malos", pues nos causan un dolor que no aceptamos, dolor que de esta manera se convierte en sufrimiento.
Intentamos acabar con los hermanos "malos" pero nunca lo conseguimos, con lo cual tenemos que conformarnos con reprimirlos, y no siempre lo conseguimos.
Así, pasamos nuestra vida estimulando a lo "bueno" e intentando derrotar o reprimir a lo "malo". Es decir, pasamos nuestra vida esclavizados a una lucha, que al ser contradictoria no la podemos ganar.
Ante esto surge la opción de la liberación, pero inevitablemente toda liberación requiere que comprendamos profundamente que tenemos que dejar de luchar por aquello a lo que consideramos "bueno"
En esta situación, la mayoría de las personas prefieren luchar por conseguir lo "bueno" que liberarse.
GANAR, RENUNCIAR, LIBERARSE
Llevados por el poder de nuestros deseos, en toda situación siempre intentamos ganar. Pero pronto la realidad de la sociedad y la nuestra propia nos muestran que si queremos ganar unas cosas tenemos que renunciar a otras.
En esta situación sopesamos las posibles ganancia y las renuncias necesaria y tomamos una de las siguientes opciones:
*Unas veces decidimos luchar para ganar.
*Otras veces renunciamos a ganar, pero no renunciamo a desear.
Pero sea cual sea la decisión que tomemos, siempre estamos esclavizados a la lucha, o esclavizados al dolor de las frustraciones, de las insatisfacciones, de las renuncias y a las esperanzas de que un día podremos ganar.
Ante este surge la opción de la liberación, pero para liberarse se requiere que comprendamos profundamente que hemos de dejar de luchar para ganar, y que comprendamos las diferencias entre renunciar y no necesitar.
FORZAR, LOGRAR, LIBERARSE
Cuando forzamos lo natural para lograr lo deseado, la consecuencia inevitable es que siempre destruimos y causamos dolor a los demás, y nos nos causamos dolor a nosotros mismos.
Ante el placer y la satisfacción producidos por lo logrado, volvemos a forzar, a destruir y a causar dolor. Y esta espiral nos esclaviza, y da lugar al mundo en el que vivimos, y da lugar a lo que le pasa a cada uno.
La mayoría quisiera lograr lo anhelado sin sufrir ninguna dolorosa consecuencia, pero como esto no le resulta posible, siempre está forzando lo natural para poder dominar creyendo que así podrá escapar a las dolorosas consecuencias de lo que logra, y ante el fracaso de este intento, el Hombre siempre está lamentándose de esta fatalidad, siempre pregúntándose por las razones de su sufrimiento, siempre buscando soluciones ideales que siempre son artificiales, siempre sin poder escapar de esta espiral, y aunque doloridos, la mayoría siempre se siente orgullosa de los logros conseguidos.
Los pocos que quieren liberarse de ésta espiral necesitan comprender profundamente que tienen que dejar de buscar logros, que tienen que aceptar el flujo natural para sí poder liberarse mediante la armonía con el flujo natural.
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