Cada uno de nosotros nacemos con unas semillas. A cada uno de nosotros la vidaa nos regala un huerto y nos deja que lo cultivemos como queramos, sin ponernos condiciones ni pedirnos cuentas.
Las semillas con las que nacemos son unas y no otras.
¿Por qué esto es así?
¡Misterio!
El huerto que la vida nos regala es de una forma y no de otra.
¿Por qué esto es así?
¡Misterio!
Cada cual cultiva su huerto en función de las semillas con las que nació, y en el curso de su vida va aprendiendo diversas formas de cultivar, y va obteniendo cosechas diferentes, y a todos sus propias semillas les llevan a tener su propias preferencias:
*Muchos no quieren ser hortelanos, otros disfrutan siéndolo, y otros se resignan a serlo.
*Otros prefieren ser comerciantes, y siempre encuentran esperanzados compradores.
*Otros prefieren ser pastores, y siempre encuentran a quienes quieren ser ovejas.
*Muchos prefieren ser guerreros y siempre encuentran guerras.
*Algunos prefieren ser héroes, y no faltan los que ruegan o exigen ser salvados.
*Están los que prefieren ser cuidadores, y no les faltan quienes les reclaman sus entregados cuidados.
*También están los que prefieren ser creadores. Unos les admiran, otros les desprecian, y hay quienes les persiguen.
*Hay quienes buscan el conocimiento para enseñar lo aprendido. Unos les admiran, otros les siguen, otros les desprecian y hay quien les persigue.
Quienes aceptar ser hortelanos, y quienes tienen otras preferencias, en realidad todos ellos cultivan la tierra, y todos comparten con los demás sus variadas cosechas. Y cada cada cual se sienta a la mesa que mejor se presta a sus semillas, a su libertad, a su sabiduría y a su conciencia.
¡Este es el Misterio! ¡Estas son las reglas!
Unos aceptan y así florecen, maduran, comprenden y con todo ello siembran.
Los otros se pierden en los laberintos de sus ilusiones y de sus creencias.
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