viernes, 11 de diciembre de 2020

EL HOMBRE Y LA NATURALEZA

 


   La Naturaleza es Universo, pero la gran mayoría de los seres humanos no se sienten Naturaleza. De esta manera, la mayoría de los seres humanos ven a la Naturaleza de las siguientes maneras: 


*Como el conjunto formado por el Sol, la Luna y la Tierra, así como por todos los fenómenos no creados por el Hombre. 


*Como el conjunto de los seres vivos, excluido el Hombre. 


*Como la fuente de la que el Hombre obtiene lo que necesita para su supervivencia, así como para conseguir muchísimos de sus deseos. 


  El Hombre odia a la Naturaleza cuando Ésta no le permite conseguir lo deseado, y sobre todo, la odia cuando le produce dolor y cuando le causa la muerte. 


  El Hombre ama a la Naturaleza cuando Ésta le facilita o le concede sus deseos. Pero amar a la Naturaleza no es sentirse parte de Ella, sino que es verla como algo diferente a nosotros, como algo que se posee o como algo que nos produce placeres y satisfacciones, y el Hombre ama a la Naturaleza también en los siguientes casos: 


  *Cuando la percibe como algo bello y placentero: Un bello paisaje, unos bellos seres vivos, un rumor del viento en los árboles, del agua en el río, de pájaro cantando..., cualquier cosa que le produzca placeres, bienestar y serenidad. 


 *A veces el Hombre ama a otros seres vivos, en especial a los animales y a las plantas por los deseos que puede conseguir gracias a ellos, por el amor que le dan, por el amor que puede darles, o por su belleza. 


  *Las mayoría de las personas aman el paisaje y los elementos de ese paisaje, cuando se trata del lugar en el que han nacido o en el que viven habitualmente. Este amor puede ser sencillamente un sentimiento de seguridad producido por una Naturaleza que les resulta conocida, pero también es la base de los nacionalismos, todos los cuales son siempre fuente de conflictos. 


  *El amor más reciente por la Naturaleza es el que ha surgido de la conciencia ecologista. Este amor lleva al Hombre a proteger a la Naturaleza, a conservarla, a mantener su equilibrio, pero no lleva al Hombre al sentirse Uno con Ella, sino a verla como la casa en la que vive y como la fuente de su propia existencia. 


  Las dificultades para que el Hombre pueda sentirse parte de la Naturaleza se deben a que no acepta su flujo natural, y se deben a que el Hombre considera que lo más importante para él son sus relaciones con sus semejantes, pues cree que de esas relaciones le vendrá lo más importante para su felicidad. El Hombre también ve las relaciones con sus semejantes como la parte más importante para conseguir la ayuda y la salvación por parte de las fuerzas sobrenaturales. Y el Hombre también ve las relaciones con sus semejantes como la principal fuente de sus miedos y de su sufrimiento. 


   Al centrarse en las relaciones con los demás, el Hombre deja como algo secundario sus relaciones con el Universo, con la Naturaleza y con su propio mundo interior. Y esto es algo de lo que necesitamos ser muy conscientes.

  Al no ser conscientes, el uso que el Hombre hace de la Naturaleza, acaba de esta manera.


   

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