domingo, 9 de febrero de 2020
LA RECEPTIVIDAD
La creatividad es una fuerza masculina. La receptividad es una fuerza femenina. Ambas se complementan en régimen de igualdad, ambas son igualmente necesarias para que surja la vida y para qué ésta florezca, de frutos y deje semillas fértiles.
La receptividad es un abrirse para ser fecundados, un abrirse plenamente a lo que nos llega desde fuera y también a las sensaciones dentro. Somos fecundados cada vez que conocemos y comprendemos algo nuevo.
Para ser receptivos lo primero que necesitamos es la serenidad, la cual no es algo que se consiga haciendo algo, sino que solamente se consigue cuando dejamos de estar agitados, cuando dejamos de hacer algo. La serenidad es como un mar que se calma por sí sólo cuando deja de soplar el viento.
La receptividad también requiere que percibamos sin los filtos de nuestras creencias, es decir, requiere que lo que nos llega lo haga directamente. Sólo más tarde hemos de actividar nuestra capacidad de comprensión para que ésta ponga las cosa en su lugar natural.
La receptividad requiere escuchar, y la mejor manera de escuchar es que guardemos silencio, un silencio en la voz, un silencio en la mente, un silencio en las emociones.
Lo aprendido y lo comprendido mediante la receptividad es la sabiduría, la cual debería ser la guía de nuestros actos, de nuestras actitudes, de nuestros pensamintos, para que así nuestra vida pueda ser amónica y libre, es decir, pueda ser plena y fiel a nuestra conciencia, pues sólo esa vida será realmente satisfactoria para nosotros.
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