La Grandeza, siempre florece, allí donde se encuentre.
La Humildad empieza siendo pequeña, usa los errores propios como libro y escuela. Los errores de los otros, ni los airea ni los condenas, y de sí misma maestra, escarmienta en cabeza ajena. Así va alcanzando la Grandeza, pero sólo la ven los ojos de quienes la miran de cerca.
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