Con la ingeniería genética, el Hombre cree que puede ocupar el papel de los dioses creadores de la vida, y se siente orgulloso de sí mismo pues cree que puede corregir los "errores" y los "defectos" del Universo y de la Naturaleza.
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Cuando aquel día acabaron las clases, el viejo profesor fue a buscar a una profesora de biología, y cuando la encontró, ésta le dijo:
-Desde hace unos días los alumnos están muy pensativos con el cuento del robot y me han preguntado si la ingeniería genética podría crear alguna especie de Superhombre.
-Verás, de eso quería hablar contigo. Quería que me explicaras cuales son las transformaciones que la ingeniería genética puede producir en el Hombre. -Dijo el viejo profesor.
-En principio, la ingeniería genética se está aplicando sobre todo a mejorar la salud, y por eso todo el mundo está a favor. Si mejora la salud los empresarios tendrán trabajadores que no cogerán la baja y que al estar sano trabajarían más y mejor. Los gobiernos se ahorrarían un montón de dinero en servicios sanitarios. Y los ciudadanos estarían contentos de vivir más sanos y más años. En estas condiciones, nadie puede oponerse a la ingeniería genética, nadie cae en la cuenta de que todo lo que se aprenda en el campo de la salud, se utilizará también en otros aspectos, tales como escoger el sexo de los hijos, o su color de los ojos, de pelo y de piel, y otras características físicas. Y a esto tampoco se le opondrá nadie. Sólo es cuestión de dinero para investigar y del tiempo que la ciencia tarde en descubrir maneras sencillas de producir esos cambios. -Dijo la profesora de biología.
-A mi gustaría saber si se puede aumentar la inteligencia. -Dijo el viejo profesor.
-En teoría sí, y si un día puede hacerse, nadie se opondrá a ello. Todo el mundo quiere ser más inteligente, y los poderosos dispondrán de trabajadores más eficientes. Y sobre todo, que con una inteligencia mayor, los científicos conseguirían mayores avances en todos los campos, lo cual produciría unos enormes beneficios económicos. -Dijo la profesora de biología.
-Imagino que a través de la ingeniería genética se podrían producir seres humanos adaptados a los diferentes intereses de los poderosos, (el Mundo Feliz de Aldous Husley), y además contentos con su situación, es decir, dóciles y muy eficaces. -Dijo el viejo profesor.
-Eso está todavía muy lejos de poder conseguirse, está todavía en el campo de la ciencia ficción, pero no tiene por qué ser imposible. Pero aparecerán las críticas y las oposiciones de tipo ético, y eso podría frenar las investigaciones y las aplicaciones. -Dijo la profesora de biología.
-Yo no creo que las oposiciones de tipo ético sirvan de nada. Si a los poderosos les interesan y resultan económica y científicamente posibles llevarlas a cabo, se llevarán pues nunca faltarán científicos dispuestos a hacerlo y personas que apoyarían, y contra eso ninguna ética triunfará. -Dijo el viejo profesor.
-Eres pesimistas, pero tú defiendes mucho la conciencia, y la ingeniería genética no puede cambiar ningún aspecto de la misma. Ya sabes que el Hombre es algo más que cuerpo, que genética, que inteligencia, que ego y que emociones, que es también conciencia y espíritu. -Dijo la profesora de biología.
-Con los actuales niveles de conciencia, sólo una minoría de personas está en condiciones de escapar a los atractivos de la ingeniería genética, los demás puede que a veces se rebelaran, pero casi siempre serían derrotados, a no ser que por diversas razones que ahora no imagino, se eleven los niveles de conciencia. -Concluyó el viejo profesor.
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