viernes, 29 de noviembre de 2019
BALANCE Y CAMINO
-¿Qué balance harías de tu vida? -Le preguntó Sofía al viejo profesor.
-Los detalles ya los conoces. Pero te diré que en el balance de mi vida el aspecto más importante ha sido mi conciencia. Todos nacemos con un espíritu, el cual es la esencia de la energía de lo Divino, del Tao. Nacemos también con una conciencia, la cual es la capacidad de intuir al Tao y el impulso de fundirse con Él, pero para mí, la conciencia es sobre todo la capacidad de conocer, de comprender y de aceptar, todas las manifestaciones del Tao así como la capacidad para armonizar con todas esas manifestaciones. Junto a la conciencia, adheridos a ella, el nacer traemos nuestra particular psique, las características propias de nuestro signo del zodiaco, y otros aspectos. La combinación de todos estos aspectos, que se da de forma particular en cada uno de nosotros, es lo que yo llamo el nivel de conciencia y con eso es con lo que tenemos que caminar en la vida, y en mi camino, esto ha ido tomando una importancia creciente a medida que avanzaba mi vida. -Contestó el viejo profesor.
-Pero también nacemos con un cuerpo concreto, con un cerebro concreto, con un sistema emocional concreto, en una familia concreta, en una sociedad concreta, en una época concreta, conocemos a unas personas concretas. ¿Cómo te ha afectado todo eso? -Dijo Sofía.
-Fíjate en lo larga que es tu lista y en todas las posibles combinaciones entre las características que yo he nombrado y las características de tu lista, ¿Cómo quieres que pueda contestar a tu pregunta, si ni siquiera yo mismo lo se, y no creo que nadie pueda aclararse internamente con tantos aspectos y tantas posibles combinaciones de los mismos. -Contestó el viejo profesor.
-Pero algo podrás decir, algo tendrás claro, ¿No?.- Dijo Sofía.
-Sí, el hecho de haber intentado siempre ser fiel a lo que en cada momento he conseguido escuchar de la voz de mi conciencia. Verás, relacionarme con mi cuerpo, relacionarme con los demás, procurar ser libre y que me quieran, ganarme la vida, tener un ego, unas emociones, unas creencias, todo eso siempre me desviaba, más o menos, de lo que le escuchaba a mi conciencia, y mi conciencia siempre estaba en pugna con todo eso, pero creo que cada vez le soy más fiel a mi conciencia y los demás aspectos cada vez tienen menos peso en mí, o al menos eso espero, pues de vez en cuando me doy cuenta de que mi conciencia no tiene tanto peso en mí como yo creía, y veo la enorme fuerza de los demás aspectos, tales como mi miedo, mis heridas emocionales o mi ego, el cual sigue siendo fuerte. Pero verás, estoy contento del balance de mi vida, y lo estoy no porque haya gente que me admire por mis conocimientos, y no porque pueda tener esas virtudes que tu, mi familia, mis amigos e incluso algunos alumnos, apreciáis en mí, sino porque a lo largo del camino de mí vida, el horizonte de mi conciencia siempre ha sido el principal factor, siempre ha sido el mejor soporte ante las adversidades, siempre ha sido mi mayor verdad, mi mayor tesoro.- Contestó el viejo profesor.
-Hablas de ti por un lado, y por el otro hablas de tus características, y parece que distingas entre ti miso y entre tu conciencia. No lo entiendo. -Dijo Sofía.
-Verás, es una forma de hablar para entenderse. Cuando hablo de mí como si estuviera separado de mis diferentes características, es MI, es mi mente consciente y también inconsciente, pues la mente es la primera puerta de entrada de todo lo que percibimos, y es también la puerta en la que se manifiesta nuestra conciencia, cuando la mente está completamente serena, completamente clara, entonces, y sólo entonces, en ella se refleja la plenitud de la conciencia. -Dijo el viejo profesor.
-Pero para la mayoría de las personas espirituales, la conciencia es el corazón, o al menos la conciencia se manifiesta en el corazón.
-Objetó Sofía.
-Verás, yo, como soy sobre todo racional, lo llamo mente, mientras que la mayoría, como suelen ser mayoritariamente emocionales, lo llaman corazón. Pero no dejemos que los nombres y los conceptos nos confundan. -Dijo el viejo profesor.
Sofía estuvo de acuerdo con esta opinión de su marido, y dejando ese tema le preguntó:
-¿Y cómo has combinado tu camino espiritual con todas las dificultades que has encontrado en tu vida?
-Pues, en cada caso como he podido, no sabría darte detalles ni explicarte métodos o tácticas o estrategias, sin embargo, a lo largo del tiempo he comprendido que las adversidades y las dificultades tienen dos grandes aspectos: Que si bien por un lado agitan y perturban, dificultando la serenidad necesaria para la comprensión profunda, por otro lado son también tensiones, y toda tensión contiene una energía que nos transforma interiormente, que es como si elevara nuestro nivel de conciencia. -Contestó el viejo profesor, y Sofía le comprendió más que nunca, y más que nunca estuvo de acuerdo con él.
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