sábado, 30 de noviembre de 2019
HOJAS OTOÑALES
Las hojas, ayer verdes,
se han vuelto doradas,
la libertad y la paz las acompañan.
Las hojas, de rojo escarlata,
de tan rojas, luminosidad sangran,
tiñendo de rojo sus mejores galas.
LIMONES
El Cielo,
con su amor paternal les entrega
el sol, la lluvia y el aire.
La Tierra,
con su amor maternal les alimenta
y hacia su seno les atrae de vuelta.
El Trabajo,
los cultiva, los cuida, los trae a la mesa,
zumo y esencia que remedia y refresca.
Los limones no tienen creencias,
ellos sólo muestran las respuestas
y despiertan ánimos y conciencia.
Todo misterio,
toda grandeza,
en lo sencillo se encuentra.
Cuando vayas a la frutería
recuerda este poema,
del árbol de la vida viene la poesía.
JILGUERO SIN POEMA
Pero los versos están completos,
fuera y dentro del jilguero.
Se recitan
en lo hondo y en lo alto,
cerca y lejos,
se escuchan en lo sereno.
Alado, bajo el sol busca su alimento,
sin jaulas y sin cepos,
para su poesía tiene el mundo entero.
RELUCEN
Las plumas al aire,
¡Cómo relucen
cuando libres a lo alto suben!
La soledad serena,
¡Cómo reluce,
cuando sus luces vuelan!
GORRIÓN, ESE QUE CADA DÍA VES POR LA CALLE
Sencillo,
y sin aspirar a más.
Luminoso,
porque no se deja enjaular.
Sereno,
sobre vallas y obstáculos sabe reposar.
Sabio,
para quien le sepa mirar.
PECHO ROJO DE LIBERTAD
Plumas de fuego del gracioso volador,
del ejemplo pequeño y sencillo,
¡Qué brote la llama de nuestro interior!
Luz que a todos alumbra el camino
y a nadie nunca quemó.
viernes, 29 de noviembre de 2019
BALANCE Y CAMINO
-¿Qué balance harías de tu vida? -Le preguntó Sofía al viejo profesor.
-Los detalles ya los conoces. Pero te diré que en el balance de mi vida el aspecto más importante ha sido mi conciencia. Todos nacemos con un espíritu, el cual es la esencia de la energía de lo Divino, del Tao. Nacemos también con una conciencia, la cual es la capacidad de intuir al Tao y el impulso de fundirse con Él, pero para mí, la conciencia es sobre todo la capacidad de conocer, de comprender y de aceptar, todas las manifestaciones del Tao así como la capacidad para armonizar con todas esas manifestaciones. Junto a la conciencia, adheridos a ella, el nacer traemos nuestra particular psique, las características propias de nuestro signo del zodiaco, y otros aspectos. La combinación de todos estos aspectos, que se da de forma particular en cada uno de nosotros, es lo que yo llamo el nivel de conciencia y con eso es con lo que tenemos que caminar en la vida, y en mi camino, esto ha ido tomando una importancia creciente a medida que avanzaba mi vida. -Contestó el viejo profesor.
-Pero también nacemos con un cuerpo concreto, con un cerebro concreto, con un sistema emocional concreto, en una familia concreta, en una sociedad concreta, en una época concreta, conocemos a unas personas concretas. ¿Cómo te ha afectado todo eso? -Dijo Sofía.
-Fíjate en lo larga que es tu lista y en todas las posibles combinaciones entre las características que yo he nombrado y las características de tu lista, ¿Cómo quieres que pueda contestar a tu pregunta, si ni siquiera yo mismo lo se, y no creo que nadie pueda aclararse internamente con tantos aspectos y tantas posibles combinaciones de los mismos. -Contestó el viejo profesor.
-Pero algo podrás decir, algo tendrás claro, ¿No?.- Dijo Sofía.
-Sí, el hecho de haber intentado siempre ser fiel a lo que en cada momento he conseguido escuchar de la voz de mi conciencia. Verás, relacionarme con mi cuerpo, relacionarme con los demás, procurar ser libre y que me quieran, ganarme la vida, tener un ego, unas emociones, unas creencias, todo eso siempre me desviaba, más o menos, de lo que le escuchaba a mi conciencia, y mi conciencia siempre estaba en pugna con todo eso, pero creo que cada vez le soy más fiel a mi conciencia y los demás aspectos cada vez tienen menos peso en mí, o al menos eso espero, pues de vez en cuando me doy cuenta de que mi conciencia no tiene tanto peso en mí como yo creía, y veo la enorme fuerza de los demás aspectos, tales como mi miedo, mis heridas emocionales o mi ego, el cual sigue siendo fuerte. Pero verás, estoy contento del balance de mi vida, y lo estoy no porque haya gente que me admire por mis conocimientos, y no porque pueda tener esas virtudes que tu, mi familia, mis amigos e incluso algunos alumnos, apreciáis en mí, sino porque a lo largo del camino de mí vida, el horizonte de mi conciencia siempre ha sido el principal factor, siempre ha sido el mejor soporte ante las adversidades, siempre ha sido mi mayor verdad, mi mayor tesoro.- Contestó el viejo profesor.
-Hablas de ti por un lado, y por el otro hablas de tus características, y parece que distingas entre ti miso y entre tu conciencia. No lo entiendo. -Dijo Sofía.
-Verás, es una forma de hablar para entenderse. Cuando hablo de mí como si estuviera separado de mis diferentes características, es MI, es mi mente consciente y también inconsciente, pues la mente es la primera puerta de entrada de todo lo que percibimos, y es también la puerta en la que se manifiesta nuestra conciencia, cuando la mente está completamente serena, completamente clara, entonces, y sólo entonces, en ella se refleja la plenitud de la conciencia. -Dijo el viejo profesor.
-Pero para la mayoría de las personas espirituales, la conciencia es el corazón, o al menos la conciencia se manifiesta en el corazón.
-Objetó Sofía.
-Verás, yo, como soy sobre todo racional, lo llamo mente, mientras que la mayoría, como suelen ser mayoritariamente emocionales, lo llaman corazón. Pero no dejemos que los nombres y los conceptos nos confundan. -Dijo el viejo profesor.
Sofía estuvo de acuerdo con esta opinión de su marido, y dejando ese tema le preguntó:
-¿Y cómo has combinado tu camino espiritual con todas las dificultades que has encontrado en tu vida?
-Pues, en cada caso como he podido, no sabría darte detalles ni explicarte métodos o tácticas o estrategias, sin embargo, a lo largo del tiempo he comprendido que las adversidades y las dificultades tienen dos grandes aspectos: Que si bien por un lado agitan y perturban, dificultando la serenidad necesaria para la comprensión profunda, por otro lado son también tensiones, y toda tensión contiene una energía que nos transforma interiormente, que es como si elevara nuestro nivel de conciencia. -Contestó el viejo profesor, y Sofía le comprendió más que nunca, y más que nunca estuvo de acuerdo con él.
miércoles, 27 de noviembre de 2019
ENCINA OTOÑAL
Las raíces penetrantes,
el tronco sereno y firme,
las hojas perennes que al sol se abren,
y ahora nos ofrece, generosa,
todo ello en sus bellotas.
SOLEDAD SOLEADA
Soledad otoñal
ante el invierno que vendrá,
soledad que volverá
a la tierra maternal.
Es natural, no es paradoja,
la hoja perece para retornar.
SOLEDAD FÉRTIL
Ausentes, las emociones y la mente.
Presente sólo la conciencia.
Otoñal alegría serena,
plenitud donde se gesta,
la renovación de la primavera.
Todo en su esencia,
todo en su potencia.
Presente sólo la conciencia.
Otoñal alegría serena,
plenitud donde se gesta,
la renovación de la primavera.
Todo en su esencia,
todo en su potencia.
EL COLIRROJO
Bellos colores no luce,
con voz bella no trina,
pero sobre base firme se afirma
en su libertad sencilla e inocente.
El que vive a su antojo,
y la vida no se la complica
ni con emociones cantarinas,
ni con los conceptos mentales de los filósofos.
MARIPOSA DE NOVIEMBRE
Dorada, serena y firme,
a contracorriente pero sin pretensiones,
la zarza la acoge sin condiciones.
Armoniosa mañana de noviembre.
VUELO LIBRE
Elevado y claro vuelo del cuervo,
en el viento, en el azul celeste,
en otoño, sobre la arboleda verde.
Libertad luminosa bajo su plumaje negro.
lunes, 25 de noviembre de 2019
EL GRAN MERCADO
-Mi abuela, que no sé si es una escéptica o una sabia, dice que el mundo es un Gran Mercado, donde todo el mundo tiene un precio y donde todo se compra y se vende, donde unos ganan y otros pierden, y donde siempre son los mismos los que ganan y los mismos los que pierden. ¿Tú qué opinas profesor? -Dijo una alumna.
-Tu abuela es muchas cosas, pero no es una sabia. Aunque tiene razón en algunas cosas. En las relaciones sociales, en la relaciones personales, todo se compra y se vende. Todo se rige por la ley de la oferta y de la demanda, y casi siempre hay regateo, y esto es lo normal teniendo en cuenta que lo más importante para la mayoría de la gente es conseguir sus deseos. Pero tu abuela se equivoca en una cosa, ¿adivinas en cual? -Dijo el viejo profesor.
-No lo había pensado, y ahora que tu lo dices tampoco veo en qué.
-Respondió la alumna.
-Se trata de los ganadores y los perdedores. En realidad, creer que unos ganan y otros pierden es una ilusión, pues lo que se gana y lo que se pierde nunca tiene el valor que le damos, en realidad, es algo sin valor real. Y además se trata de una ilusión esclavizadora, impotente y estéril, pues ni saca al Hombre de la trampa en la que vive, ni le enriquece interiormente. Cuando se quiere vender y cuando se quiere comprar, cuando todo vamos a buscarlo al Gran Mercado, siempre se debe a que vivimos en una ilusión producida por nuestras carencias, por nuestra ignorancia, por nuestra inmadurez. -Dijo el viejo profesor.
-¿Y dónde se puede conseguir lo que realmente es importante, lo que nos hace sabios, lo que puede llevarnos a la armonía y a la liberación? -Preguntó la misma alumna.
-Fuera de todo mercado, fuera de ese Gran Mercado del que habla tu abuela. -Dijo el viejo profesor.
-Concreta más, ¿dónde está eso, en qué consiste? -Preguntó la misma alumna.
-Eso os lo dejo a vosotros. Cada uno tiene que descubrirlo por sí mismo. Lo que yo os pueda decir son sólo conceptos, ruidos en vuestros oídos. Las verdaderas respuesta a estas preguntas están en vuestro interior. -Concluyó el viejo profesor.
sábado, 23 de noviembre de 2019
EL CUENTO DEL MERCADO DE LAS EVASIONES
El viejo profesor estaba en compañía de Sofía y de Clío y estaban hablando de las evasiones, tanto en el aspecto de que eran formas de no afrontar la realidad, como que eran ilusiones y esperanzas falsas, aunque estaban las fantasías, las cuales, si se sabían distinguir de la realidad, era una buena fuente de sabiduría. En vez de seguir debatiendo, el viejo profesor les contó el siguiente cuento:
"El viajero y la anciana dejaron el mercado de las contradicciones, y juntos se fueron a una ciudad vecina en la cual estaba el Mercado de las Evasiones. Se acercaron a un puesto y el viajero, ante su ignorancia de como funcionaba ese mercado, pidió información al vendedor.
-Lo primero que necesito saber para poder venderle una de las muchas evasiones de las que dispongo, es de qué realidad quieren evadirse ustedes.
-Pues nos deja usted totalmente desconcertados, nosotros creíamos que realidad no había más que una. -Dijo el viajero.
-Y tiene usted razón, realidad no hay más que UNA. Pero también sabrá usted que la gran mayoría de la gente llama realidad a cosas diferentes. -Dijo el vendedor.
La anciana empezó a preguntarle que le vendería para evadirse de diferentes realidades, y el vendedor siempre le ofrecía venderle una realidad opuesta.
-Pero eso es una visión dualista en la que para evadirme de algo tengo que derrotarlo y poner a su contrario en su lugar, así no funciona el Universo ni la Naturaleza.- Dijo la anciana.
-Pues precisamente las evasiones que más vendo son las de la realidad del Universo y de la Naturaleza, y no sabe usted a cambio de cuantas cosas diferentes vendo esas evasiones. Aunque como soy honesto, a usted no voy a intentar venderle nada, además no creo que me lo comprara. ¿Qué puedo venderle yo que ya no le hayan intentado venderle otros vendedores en otros mercados, sobre todo en esos mercados a los que llaman Mercado de la Esperanza? -Dijo el vendedor.
-Y para evadirme de la sociedad actual, ¿qué me vendería usted?
-Le preguntó la anciana.
-Si usted no fuera una persona que busca la sabiduría, le vendería muchas cosas: Poder, deseos, placeres, riquezas, emociones amorosas, infinidad de ilusiones y todo tipo de esperanzas, todo tipo de drogas, e incluso la locura. Pero para usted sólo tengo tres cosas, aunque sospecho que ya las tiene o puede conseguirlas por usted misma: Capacidad para soportar el artificio de la sociedad, soledad serena, y fantasía, esa fantasía que sabe distinguir lo fantástico de la realidad, pero esa fantasía en la que surgen los aspectos más profundos y elevados de nuestro interior, esa fantasía que sabe usar las flores y los frutos de la fantasía para la vida cotidiana y para aumentar la sabiduría y elevar la conciencia. -Dijo el vendedor.
-Conoce usted muy bien su oficio y es usted un hombre sabio. Pero no nos ha dicho en qué moneda cobra usted lo que vende.
-Dijo el viajero.
-Creo que eso lo sabe muy bien la anciana. -Dijo el vendedor.
-Bueno, al menos creo saberlo. En unos casos la moneda es una reducción de la libertad, o la esclavitud, o vivir en la ilusión y en la contradicción, y la más habitual es el sufrimiento y la ignorancia. Ahora bien, a veces se hacen compras sabias, y entonces sólo se paga con vida sencilla y con soledad serena, y entonces el comprador gana. Gana en madurez, en sensatez, en sabiduría, en libertad y en armonía. Todo depende de lo que tus deseos y tu inteligencia te impulsen a comprar, y todo depende de tu sabiduría para saber qué es lo que más te conviene comprar, aunque como has visto, yo no le compro nada, pues ya sabes que no necesito nada. Un día lo necesité y lo compré, después del precio me pareció muy caro y a veces los vendedores me engañaron, y decidí conseguir por mí misma aquello que necesitaba, pero como ves ya soy muy anciana, y no hace mucho que no necesito nada.
-Concluyó la anciana, y concluyó el cuento."
Ni el viejo profesor ni Clío dijeron nada, pensaron que en el cuento se explicaban las cosas con bastante claridad, y que lo que no aparecía a simple vista, sólo se podría comprender en el silencio de la soledad serena. Pero Sofía dijo:
-El cuento no habla de evadirnos de nosotros mismos.
-Yo creo que toda evasión es una evasión de nosotros mismos.
-Dijo el viejo profesor. Sofía quedó muy pensativa, pero reconoció que su marido estaba en lo cierto, aunque entendió que comprender eso era cosa de cada individuo, pues cada uno entiende mejor que nadie que es lo que no puede soportar y qué es lo que le gustaría tener y ser. Y muy pocos son conscientes de que tienen todo lo que necesitan y de son Uno con el Universo y con la Naturaleza y que además están dotados de una esencia divina y de una conciencia.
jueves, 21 de noviembre de 2019
EL CUENTO DEL MERCADO DE LAS CONTRADICCIONES
Todos queremos estar siempre verdes y lozanos, y por eso no queremos aceptar que las hojas secan como parte del flujo natural de las cosas. Nuestras hojas secan son muchas, pero todas ellas forman parte de ese proceso natural de las cosas que nos negamos a aceptar, y así entramos en contradicción con la realidad.
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-Todos tenemos contradicciones, mi abuelo dice que "todos somos humanos", ¿Por qué las tenemos? ¿Hay alguna manera de superarlas? -Preguntó una de las alumnas.
-Las contradicciones no son parte de la naturaleza humana como cree tanta gente, son parte de un insuficiente desarrollo de la conciencia. Tener contradicciones es lo normal, pero no es natural, pues lo natural no tiene contradicciones ya que si las tuviera sería un artificio. Pero creo que comprenderéis mejor el artificio de nuestra sociedad con el siguiente cuento. -Dijo el viejo profesor.
"El viajero y la anciana viajaron juntos al país vecino, país en el que estaba el Mercado de las Contradicciones. Cuando entraron en el mercado lo hicieron con la intención de permanecer en silencio y observando, y pronto se fijaron en un puesto en el que el vendedor y un cliente discutían intensamente, sin que ninguno diera su brazo a torcer:
-Es que usted quiere conseguir sus deseos, pero no está dispuesto a aceptar la frustración, y yo así no puedo negociar con usted.
-Decía el vendedor.
-Pero usted tiene que ofrecerme alguna garantía de que no me sentiré frustrado. -Insistía el cliente.
-Mire usted, no es que yo no quiera darle esa garantía, es que esa garantía no existe. -Decía el vendedor con la poca paciencia que todavía le quedaba. Pero el cliente no se convenció y se fue sin comprar ningún deseo.
En el siguiente puesto se vendía poder a cambio de aceptar la derrota, y aquí las negociaciones iban por buen camino, pues el comprador era tan ambicioso que estaba dispuesto a correr el riesgo de la derrota, además, era tan arrogante, que estaba completamente seguro de que nunca sería derrotado, y de esta manera acabó comprando el poder a cambio de un documento en el que se comprometía a aceptar la derrota y a entregar sus bienes si la derrota se producía.
En el siguiente puesto se vendían emociones a cambio de aceptar la agitación, y era un negocio muy próspero, pues a casi nadie le importaba aceptar la agitación, ya que no concebían las emociones sin agitación, y por otro lado, como las emociones eran más codiciadas que la razón, siempre había muchos clientes. Pero en esos momentos había una mujer que discutía con la vendedora pues quería emociones fuertes pero que no la agitaran, sino que la produjeran una gran serenidad, y la vendedora no encontraba la manera de convencerla de que, por el mismo hecho de que eran emociones, tenían que ser agitadas, tanto las placenteras como las dolorosas, que si quería paz interior no podía sentir a la vez fuertes emociones. No se entendieron, y la clienta se fue enfadada.
En otro puesto se vendía aumentar la razón a cambio de aceptar los propios errores y pagar un precio justo y proporcionado por ellos, y aunque había pocos clientes, estos eran más razonables, y estaban de acuerdo en aceptar sus errores.
También vieron un puesto en el que se vendían aumentos de la serenidad a cambio de aceptar que la sociedad era un artificio del que no era posible escapar, a no ser que se abandonara totalmente todo contacto con ella. Pese a que los clientes eran gente bastante serena, ninguno de ellos acababa de aceptar del todo este hecho, y cuando el vendedor conseguía alguna venta, era a base de grandes esfuerzos.
Y vieron un puesto en el que vendían deseos moralistas a cambio de aceptar la existencia de los conflictos. Aquí si que la vendedora tenía que hacer grandes esfuerzos frente a los clientes, pues estos no paraban de decir cosas como la siguiente:
"-¡Qué bonito sería que todos fuéramos comprensivos amorosos! ¡Qué bonito es cuando todos nos llevamos bien! ¡Qué bello y qué elevado es cuando la gente se ama y se ayuda!"
Y la vendedora tenía que poner todo el conocimiento de su oficio para convencerles de que donde los deseos son fuertes, por más que se trate de deseos moralistas, siempre surgen los conflictos. Y esta vendedora aún conseguía menos ventas que su colega anterior.
Después de esto la anciana le dijo al viajero:
-Mira, allí venden liberad a cambio de aceptar la soledad. Creo que sería muy interesante ver como lo hace la vendedora:
-Mire usted -le decía una clienta a la vendedora- yo estoy dispuesta a aceptar la soledad a cambio de la libertad, yo ya entiendo sus ventajas e incluso las he disfrutado muchas veces, pero mire usted, es que no puedo liberarme de mis deseos de que me quieran, y nadie me quiere si vivo en soledad.
-Hagamos una cosa: Yo le fío un poco de libertad, usted la prueba, y cuando note profundamente sus ventajas verá que puede aumentar su soledad y su serenidad, entonces viene y me paga con la sabiduría que haya encontrado.
-De acuerdo. -Dijo la clienta, y se marchó contenta, disfrutando ya de su mayor libertad y del hecho de que al ver la confianza de la vendedora, se sintió querida y más serena.
-Veamos ahora el siguiente puesto, en él se vende armonía a cambio de aceptar la adversidad. -Dijo la anciana.
En ese puesto las ventas eran muy difíciles, pues la mayoría de los clientes lo que quería no era tanto la armonía como liberarse del dolor que les producían las adversidades, y por lo tanto no estaban dispuestos a pagar un precio en adversidades para hallar la armonía. Ante esta situación, la anciana le dijo al caminante:
-Las contradicciones son vistas solamente por la mente dualista y moralista, pero para la conciencia son tensiones que producen una energía, la cual tiene el potencial de elevar a la conciencia y así poder escapar de las contradicciones a través de la libertad y de la armonía, eso es todo lo que he aprendido hasta ahora."
martes, 19 de noviembre de 2019
EL MERCADO DE LAS ILUSIONES: LA ANCIANA
El viajero se acercó al puesto de la anciana dispuesto a observar en silencio lo que allí pasara, y tuvo que esperar un buen rato hasta que un hombre se acercó y le propuso a la anciana venderle su victimismo a cambio de compasión.
-No, a cambio de su victimismo sólo puedo ofrecerle alas para volar. -Le dijo la anciana.
El hombre insistió, pero la anciana siguió negándose, y el hombre insistió más, utilizando todos los argumentos conmovedores que pudo, pero la anciana siguió ofreciéndole las alas, y el hombre finalmente desistió y se fue.
Después se acercó una mujer. Quería venderle a la anciana sus miedos a cambio de seguridad, o de certidumbres, y sobre todo, a cambio de valor.
-No, a cambio de sus miedos sólo puedo ofrecerle aceptación de lo natural. -Dijo la anciana.
La mujer insistió, y regateó y ofreció argumentos, pero la anciana no cedió, y la mujer se fue.
Más tarde llegó un hombre, todavía joven, vendiendo su confusión, a cambio quería garantías sobre la verdad.
-No, lo único que puedo ofrecerle es sencillez. -Dijo la anciana.
De nuevo la insistencia y el regateo, y de nuevo la firme negativa de la anciana, hasta que el hombre se cansó y se fue.
Una mujer vino a venderle sus creencias, a cambio también quería garantías sobre la verdad.
-No, lo único que puedo ofrecerle es sabiduría. -Dijo la anciana. Y de nuevo se repitió una escena parecida de insistencias y de regateos y de negativas de la anciana, y la mujer se fue.
Y llegó un hombre que ofreció venderle sus ilusiones a cambio de felicidad.
-Lo único que puedo ofrecerle a cambio de sus ilusiones es el despertar de todas las mañanas de su vida.
-Pero eso ya lo tengo cada día. -Respondió el hombre.
-Veo que usted está muy aferrado a sus ilusiones. Usted tiene al alba y al sol, y eso lo tiene todo el mundo, pero yo le ofrezco el despertar, pero usted sólo quiere la felicidad. -Dijo la anciana.
-No la entiendo. -Dijo el hombre, y se fue.
Entonces, el viajero se dirigió a la anciana y le preguntó:
-¿Usted no le dice a nadie que SI?
-Le digo que sí a todo aquel que no quiere venderme nada y a quien quiere escucharme, pero como ve, todos quieren vender y nadie quiere escuchar. -Dijo la anciana. Y el viajero comprendió."
lunes, 18 de noviembre de 2019
EL CUENTO DEL MERCADO DE LAS ILUSIONES
La bella e ideal ilusión
La dura realidad con la que se encuentran los ilusionados
-Profesor, hay quien dice que el mundo es un gran mercado en el que todo se puede comprar y vender. Y también hay quien dice que todo el mundo tiene un precio. ¿Tú que opinas? -Dijo un alumno.
-Prefiero contaros un cuento y que saquéis vuestras propias conclusiones. -Dijo el viejo profesor.
"Hace mucho tiempo, en un país lejano, un viajero estaba recorriendo el país con la intención de conocer todas las cosas interesante que pudiera encontrar. Al cabo de unos días le hablaron del Mercado de las Ilusiones, y le dijeron que no había otro mercado igual en el mundo, así que decidió visitarlo.
Cando llegó vio a mucha gente paseando entre los puestos, y a mucha gente hablando con los vendedores, pero no vio ninguna mercancía y tampoco vio que nadie pagara con dinero, lo cual le sorprendió muchísimo. Continuó observando pero como no había artículos de ninguna clase, se dedicó a escuchar las conversaciones entre los vendedores y los clientes, y se paró delante de un puesto en el que se vendía amor a cambio de libertad. El viajero esperó a que un cliente ultimara su compra y le dijo a la vendedora:
-Soy extranjero y no se como funciona este mercado, pero estoy interesado en comprar amor.
-Muy bien, le puedo encontrar a quien le ame, pero dígame: ¿a cuanta libertad está usted dispuesto a renunciar? -Le dijo la vendedora.
-Bueno verá, yo tengo mucha libertad y puedo hacer que quien me ame sea más libre. -Dijo el viajero.
-No me ha entendido. Aquí a nadie se le ama por la libertad que tiene, ni siquiera por la libertad que pueda dar, aquí se ama a cambio de la libertad a la que usted esté dispuesto a renunciar.
-Dijo la vendedora, con aire cansado, pues se notaba que había que tenido que explicar eso muchas veces.
-Pero eso no es amor verdadero. -Dijo el viajero.
-Pues claro, en la entrada lo dice bien claro: Mercado de las Ilusiones. -Dijo la vendedora a punto de perder la paciencia.
El viajero se dirigió hacia otro puesto en el que se vendía esperanza a cambio de confianza. El viajero le pidió al vendedor que le explicara en que consistían las condiciones, y éste dijo:
-Usted entrega toda su confianza, y quien la recibe a cambio le ofrece a usted esperanzas, y siempre hay quien le ofrecerá cualquier esperanza a cambio de toda su confianza. -Dijo el vendedor.
-No me fío, eso es mucho pedir y no hay ninguna garantía que quien me ofrezca una esperanza luego cumpla con el trato. -Dijo el viajero.
-Pues esas son las leyes del Mercado de las Ilusiones. Claro que tiene usted otra opción, y se lo digo en confianza, aunque yo salgo perdiendo: En vez de confianza, ofrezca usted una ilusión más grande a quien le ofrece esperanzas, tal vez le convenza. -Dijo el vendedor.
El viajero se llevó una nueva sorpresa, pero aumentó su curiosidad, y llegó a un puesto en el que se vendía poder a cambio de libertad, también pidió que le explicaran las condiciones, y el vendedor le dijo:
-Cuanto más esté usted dispuesto a esclavizarse a su poder, más poder conseguirá, estas son las leyes del Mercado de las Ilusiones.
-Dijo el vendedor.
-Pero si obtengo mucho poder, también tendré poder para conseguir más poder sin tener que esclavizarme, pues para quien tiene poder todos son ventajas y facilidades. -Dijo el viajero.
-Como se nota que es usted extranjero, y perdone que se lo diga, también se nota que es usted bastante ingenuo. -Dijo el vendedor.
El viajero continuó paseando, cada vez más confuso y más curioso, y así llegó a un puesto donde se vendían deseos a cambio de renuncias, y se dedicó a escuchar la conversación entre la vendedora y un cliente, y por esa conversación dedujo que en ese puesto se vendía lo mismo que en cualquier otro lugar, es decir, se vendían unos deseos a cambio de renunciar a otros, o de renunciar a la libertad, o a la conciencia, o a la dignidad, o a desarrollar los propios potenciales...
En el siguiente puesto se vendía conocimiento a cambio de dolor, y aquí si que se pudo a hablar con la vendedora, la cual le explicó:
-El conocimiento que aquí vendemos sólo se vende a cambio de dolor. Cuanto más dolor más conocimiento.
-Pero hay conocimientos que se pueden obtener sin dolor, incluso de forma sencilla, serena e incluso placentera. -Dijo el viajero.
-Si señor, pero ese conocimiento del que usted habla es el conocimiento de las cosas que verdaderamente importan en la vida de toda persona, pero este es el Mercado de las Ilusiones. -Contestó la vendedora.
-¿Y entonces por qué compra la gente conocimiento a cambio de dolor? -Preguntó el viajero
-Porque en mis clientes cuenta más ilusión que el camino que usted dice, ese camino no tiene incentivos para ellos, y la mayoría ni siquiera sabe que existe, por eso están dispuestos a pagar en dolor algo que no es real. -Dijo la vendedora.
Después, el viajero se dirigió a un puesto en el que se vendía felicidad a cambio de conflictos. Allí le informaron de que cuantos más conflictos y más riesgos estuviera dispuesto a asumir, mayor sería la felicidad que obtendría a cambio. Y el el viajero se despidió cono un gesto, y en en esos momentos se dio cuenta de que la felicidad, luchar por cualquier felicidad, era la mayor contradicción, la mayor trampa, la mayor ilusión.
Continuó paseando y encontró a una anciana sentada en un puesto en el que no se vendía nada, y comprendió que ese sería el único puesto en el que podría encontrar lo que más le importaba. Miró a la anciana y ésta le miró a él, y por la mirada de la anciana entendió el misterio: La anciana no vendía nada porque ya no necesitaba nada."
La dura realidad con la que se encuentran los ilusionados
-Profesor, hay quien dice que el mundo es un gran mercado en el que todo se puede comprar y vender. Y también hay quien dice que todo el mundo tiene un precio. ¿Tú que opinas? -Dijo un alumno.
-Prefiero contaros un cuento y que saquéis vuestras propias conclusiones. -Dijo el viejo profesor.
"Hace mucho tiempo, en un país lejano, un viajero estaba recorriendo el país con la intención de conocer todas las cosas interesante que pudiera encontrar. Al cabo de unos días le hablaron del Mercado de las Ilusiones, y le dijeron que no había otro mercado igual en el mundo, así que decidió visitarlo.
Cando llegó vio a mucha gente paseando entre los puestos, y a mucha gente hablando con los vendedores, pero no vio ninguna mercancía y tampoco vio que nadie pagara con dinero, lo cual le sorprendió muchísimo. Continuó observando pero como no había artículos de ninguna clase, se dedicó a escuchar las conversaciones entre los vendedores y los clientes, y se paró delante de un puesto en el que se vendía amor a cambio de libertad. El viajero esperó a que un cliente ultimara su compra y le dijo a la vendedora:
-Soy extranjero y no se como funciona este mercado, pero estoy interesado en comprar amor.
-Muy bien, le puedo encontrar a quien le ame, pero dígame: ¿a cuanta libertad está usted dispuesto a renunciar? -Le dijo la vendedora.
-Bueno verá, yo tengo mucha libertad y puedo hacer que quien me ame sea más libre. -Dijo el viajero.
-No me ha entendido. Aquí a nadie se le ama por la libertad que tiene, ni siquiera por la libertad que pueda dar, aquí se ama a cambio de la libertad a la que usted esté dispuesto a renunciar.
-Dijo la vendedora, con aire cansado, pues se notaba que había que tenido que explicar eso muchas veces.
-Pero eso no es amor verdadero. -Dijo el viajero.
-Pues claro, en la entrada lo dice bien claro: Mercado de las Ilusiones. -Dijo la vendedora a punto de perder la paciencia.
El viajero se dirigió hacia otro puesto en el que se vendía esperanza a cambio de confianza. El viajero le pidió al vendedor que le explicara en que consistían las condiciones, y éste dijo:
-Usted entrega toda su confianza, y quien la recibe a cambio le ofrece a usted esperanzas, y siempre hay quien le ofrecerá cualquier esperanza a cambio de toda su confianza. -Dijo el vendedor.
-No me fío, eso es mucho pedir y no hay ninguna garantía que quien me ofrezca una esperanza luego cumpla con el trato. -Dijo el viajero.
-Pues esas son las leyes del Mercado de las Ilusiones. Claro que tiene usted otra opción, y se lo digo en confianza, aunque yo salgo perdiendo: En vez de confianza, ofrezca usted una ilusión más grande a quien le ofrece esperanzas, tal vez le convenza. -Dijo el vendedor.
El viajero se llevó una nueva sorpresa, pero aumentó su curiosidad, y llegó a un puesto en el que se vendía poder a cambio de libertad, también pidió que le explicaran las condiciones, y el vendedor le dijo:
-Cuanto más esté usted dispuesto a esclavizarse a su poder, más poder conseguirá, estas son las leyes del Mercado de las Ilusiones.
-Dijo el vendedor.
-Pero si obtengo mucho poder, también tendré poder para conseguir más poder sin tener que esclavizarme, pues para quien tiene poder todos son ventajas y facilidades. -Dijo el viajero.
-Como se nota que es usted extranjero, y perdone que se lo diga, también se nota que es usted bastante ingenuo. -Dijo el vendedor.
El viajero continuó paseando, cada vez más confuso y más curioso, y así llegó a un puesto donde se vendían deseos a cambio de renuncias, y se dedicó a escuchar la conversación entre la vendedora y un cliente, y por esa conversación dedujo que en ese puesto se vendía lo mismo que en cualquier otro lugar, es decir, se vendían unos deseos a cambio de renunciar a otros, o de renunciar a la libertad, o a la conciencia, o a la dignidad, o a desarrollar los propios potenciales...
En el siguiente puesto se vendía conocimiento a cambio de dolor, y aquí si que se pudo a hablar con la vendedora, la cual le explicó:
-El conocimiento que aquí vendemos sólo se vende a cambio de dolor. Cuanto más dolor más conocimiento.
-Pero hay conocimientos que se pueden obtener sin dolor, incluso de forma sencilla, serena e incluso placentera. -Dijo el viajero.
-Si señor, pero ese conocimiento del que usted habla es el conocimiento de las cosas que verdaderamente importan en la vida de toda persona, pero este es el Mercado de las Ilusiones. -Contestó la vendedora.
-¿Y entonces por qué compra la gente conocimiento a cambio de dolor? -Preguntó el viajero
-Porque en mis clientes cuenta más ilusión que el camino que usted dice, ese camino no tiene incentivos para ellos, y la mayoría ni siquiera sabe que existe, por eso están dispuestos a pagar en dolor algo que no es real. -Dijo la vendedora.
Después, el viajero se dirigió a un puesto en el que se vendía felicidad a cambio de conflictos. Allí le informaron de que cuantos más conflictos y más riesgos estuviera dispuesto a asumir, mayor sería la felicidad que obtendría a cambio. Y el el viajero se despidió cono un gesto, y en en esos momentos se dio cuenta de que la felicidad, luchar por cualquier felicidad, era la mayor contradicción, la mayor trampa, la mayor ilusión.
Continuó paseando y encontró a una anciana sentada en un puesto en el que no se vendía nada, y comprendió que ese sería el único puesto en el que podría encontrar lo que más le importaba. Miró a la anciana y ésta le miró a él, y por la mirada de la anciana entendió el misterio: La anciana no vendía nada porque ya no necesitaba nada."
sábado, 16 de noviembre de 2019
LUZ DE LA CONCIENCIA
La que de entre las razones y las emociones se libera,
la que plena y clara sólo se nos muestra
en nuestra soledad serena.
Entre la moralidad y en las creencias
siempre está perturbada e incompleta.
REALIDAD VITAL
Desde dentro lo esencial todo lo envuelve,
la conciencia en todo está presente,
la energía vital en todo se contiene.
Desde sus raíces terrestres,
el tierno tallo se eleva hacia lo celeste.
REALIDAD DEL UNIVERSO
El Universo es un orden completo
con un Divino Misterio dentro.
El Hombre pretende ser conocedor y dueño,
pero miedoso y ansioso de certezas,
suple al Divino Misterio
con creativas visiones y creencias.
Creencias: sagradas cadenas,
y tan férreas como hueras,
ilusiones que la salvación anhelan,
y el Hombre, anhelante y miope,
vive, lucha, muere y mata por ellas,
más con ninguna se libera.
REALIDAD NATURAL
La dorada realidad de lo natural,
vital se presenta bajo el sol otoñal.
La que contiene más verdad
que todo lo civilizado, que todo lo cultural.
La que contiene más libertad
que todas las rebeldías y sus victorias.
Bajo el sol, luminosa se presenta,
más el Hombre de ambiciones o ideales,
de razones, emociones,
bondades y moralidades,
todo lo busca en sus creencias
y con su voluntad y su inteligencia,
y así,
lo que este Hombre busca,
nunca lo encuentra.
vital se presenta bajo el sol otoñal.
La que contiene más verdad
que todo lo civilizado, que todo lo cultural.
La que contiene más libertad
que todas las rebeldías y sus victorias.
Bajo el sol, luminosa se presenta,
más el Hombre de ambiciones o ideales,
de razones, emociones,
bondades y moralidades,
todo lo busca en sus creencias
y con su voluntad y su inteligencia,
y así,
lo que este Hombre busca,
nunca lo encuentra.
jueves, 14 de noviembre de 2019
INGENIERÍA GENÉTICA
Con la ingeniería genética, el Hombre cree que puede ocupar el papel de los dioses creadores de la vida, y se siente orgulloso de sí mismo pues cree que puede corregir los "errores" y los "defectos" del Universo y de la Naturaleza.
*************************************
Cuando aquel día acabaron las clases, el viejo profesor fue a buscar a una profesora de biología, y cuando la encontró, ésta le dijo:
-Desde hace unos días los alumnos están muy pensativos con el cuento del robot y me han preguntado si la ingeniería genética podría crear alguna especie de Superhombre.
-Verás, de eso quería hablar contigo. Quería que me explicaras cuales son las transformaciones que la ingeniería genética puede producir en el Hombre. -Dijo el viejo profesor.
-En principio, la ingeniería genética se está aplicando sobre todo a mejorar la salud, y por eso todo el mundo está a favor. Si mejora la salud los empresarios tendrán trabajadores que no cogerán la baja y que al estar sano trabajarían más y mejor. Los gobiernos se ahorrarían un montón de dinero en servicios sanitarios. Y los ciudadanos estarían contentos de vivir más sanos y más años. En estas condiciones, nadie puede oponerse a la ingeniería genética, nadie cae en la cuenta de que todo lo que se aprenda en el campo de la salud, se utilizará también en otros aspectos, tales como escoger el sexo de los hijos, o su color de los ojos, de pelo y de piel, y otras características físicas. Y a esto tampoco se le opondrá nadie. Sólo es cuestión de dinero para investigar y del tiempo que la ciencia tarde en descubrir maneras sencillas de producir esos cambios. -Dijo la profesora de biología.
-A mi gustaría saber si se puede aumentar la inteligencia. -Dijo el viejo profesor.
-En teoría sí, y si un día puede hacerse, nadie se opondrá a ello. Todo el mundo quiere ser más inteligente, y los poderosos dispondrán de trabajadores más eficientes. Y sobre todo, que con una inteligencia mayor, los científicos conseguirían mayores avances en todos los campos, lo cual produciría unos enormes beneficios económicos. -Dijo la profesora de biología.
-Imagino que a través de la ingeniería genética se podrían producir seres humanos adaptados a los diferentes intereses de los poderosos, (el Mundo Feliz de Aldous Husley), y además contentos con su situación, es decir, dóciles y muy eficaces. -Dijo el viejo profesor.
-Eso está todavía muy lejos de poder conseguirse, está todavía en el campo de la ciencia ficción, pero no tiene por qué ser imposible. Pero aparecerán las críticas y las oposiciones de tipo ético, y eso podría frenar las investigaciones y las aplicaciones. -Dijo la profesora de biología.
-Yo no creo que las oposiciones de tipo ético sirvan de nada. Si a los poderosos les interesan y resultan económica y científicamente posibles llevarlas a cabo, se llevarán pues nunca faltarán científicos dispuestos a hacerlo y personas que apoyarían, y contra eso ninguna ética triunfará. -Dijo el viejo profesor.
-Eres pesimistas, pero tú defiendes mucho la conciencia, y la ingeniería genética no puede cambiar ningún aspecto de la misma. Ya sabes que el Hombre es algo más que cuerpo, que genética, que inteligencia, que ego y que emociones, que es también conciencia y espíritu. -Dijo la profesora de biología.
-Con los actuales niveles de conciencia, sólo una minoría de personas está en condiciones de escapar a los atractivos de la ingeniería genética, los demás puede que a veces se rebelaran, pero casi siempre serían derrotados, a no ser que por diversas razones que ahora no imagino, se eleven los niveles de conciencia. -Concluyó el viejo profesor.
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Cuando aquel día acabaron las clases, el viejo profesor fue a buscar a una profesora de biología, y cuando la encontró, ésta le dijo:
-Desde hace unos días los alumnos están muy pensativos con el cuento del robot y me han preguntado si la ingeniería genética podría crear alguna especie de Superhombre.
-Verás, de eso quería hablar contigo. Quería que me explicaras cuales son las transformaciones que la ingeniería genética puede producir en el Hombre. -Dijo el viejo profesor.
-En principio, la ingeniería genética se está aplicando sobre todo a mejorar la salud, y por eso todo el mundo está a favor. Si mejora la salud los empresarios tendrán trabajadores que no cogerán la baja y que al estar sano trabajarían más y mejor. Los gobiernos se ahorrarían un montón de dinero en servicios sanitarios. Y los ciudadanos estarían contentos de vivir más sanos y más años. En estas condiciones, nadie puede oponerse a la ingeniería genética, nadie cae en la cuenta de que todo lo que se aprenda en el campo de la salud, se utilizará también en otros aspectos, tales como escoger el sexo de los hijos, o su color de los ojos, de pelo y de piel, y otras características físicas. Y a esto tampoco se le opondrá nadie. Sólo es cuestión de dinero para investigar y del tiempo que la ciencia tarde en descubrir maneras sencillas de producir esos cambios. -Dijo la profesora de biología.
-A mi gustaría saber si se puede aumentar la inteligencia. -Dijo el viejo profesor.
-En teoría sí, y si un día puede hacerse, nadie se opondrá a ello. Todo el mundo quiere ser más inteligente, y los poderosos dispondrán de trabajadores más eficientes. Y sobre todo, que con una inteligencia mayor, los científicos conseguirían mayores avances en todos los campos, lo cual produciría unos enormes beneficios económicos. -Dijo la profesora de biología.
-Imagino que a través de la ingeniería genética se podrían producir seres humanos adaptados a los diferentes intereses de los poderosos, (el Mundo Feliz de Aldous Husley), y además contentos con su situación, es decir, dóciles y muy eficaces. -Dijo el viejo profesor.
-Eso está todavía muy lejos de poder conseguirse, está todavía en el campo de la ciencia ficción, pero no tiene por qué ser imposible. Pero aparecerán las críticas y las oposiciones de tipo ético, y eso podría frenar las investigaciones y las aplicaciones. -Dijo la profesora de biología.
-Yo no creo que las oposiciones de tipo ético sirvan de nada. Si a los poderosos les interesan y resultan económica y científicamente posibles llevarlas a cabo, se llevarán pues nunca faltarán científicos dispuestos a hacerlo y personas que apoyarían, y contra eso ninguna ética triunfará. -Dijo el viejo profesor.
-Eres pesimistas, pero tú defiendes mucho la conciencia, y la ingeniería genética no puede cambiar ningún aspecto de la misma. Ya sabes que el Hombre es algo más que cuerpo, que genética, que inteligencia, que ego y que emociones, que es también conciencia y espíritu. -Dijo la profesora de biología.
-Con los actuales niveles de conciencia, sólo una minoría de personas está en condiciones de escapar a los atractivos de la ingeniería genética, los demás puede que a veces se rebelaran, pero casi siempre serían derrotados, a no ser que por diversas razones que ahora no imagino, se eleven los niveles de conciencia. -Concluyó el viejo profesor.
martes, 12 de noviembre de 2019
EL CUENTO DEL ROBOT
-Profesor, muchos científicos y expertos advierten de los peligros del desarrollo de la Inteligencia Artificial, ¿Tú qué opinas? ¿Crees que un día las máquinas dominarán al Hombre? ¿Crees que un día las máquinas se convertirán en asesinas? -Preguntó un alumno.
-El futuro no puede predecirse, pero como el futuro es siempre una evolución del presente, y teniendo en cuenta las actitudes y los niveles de conciencia del Hombre del presente, no sabemos lo que podría ocurrir, pero os contaré un cuento para que reflexionéis:
"Los directivos de una gran empresa fabricante de robots de todo tipo estaban reunidos con el director y con los principales accionistas, y el accionista principal les dijo:
-La competencia de las otras empresas es feroz, si no conseguimos un robot mucho mejor que el que ellas están desarrollando, nuestra empresas corre peligro, y si lo consiguiéramos los beneficios que obtendríamos serían fabulosos, así que los demás accionistas y yo estamos dispuestos a poner muchos millones para financiar una investigación que cree el mejor robot imaginable. Y, como siempre, todas las investigaciones tienen que mantenerse en el más absoluto de los secretos.
La lógica del accionista principal era irrefutable y su poder no podía ser desobedecido, con lo cual, tanto el director como los demás directivos estuvieron de acuerdo y se pusieron a buscar a los mejores científicos. Al cabo de seis meses habían reunido a los mejores del mundo, y el director nombró como jefe del equipo a su yerno, y su yerno nombró como ayudante a una prima suya.
El jefe del equipo de investigación se dirigió a sus subordinados y les dijo:
-Nos están pagando muy bien, y si conseguimos el mejor robot del mundo, seremos los expertos más prestigiosos, y nos lloverá el dinero, los premios y la fama, y las mujeres y los hombres se enamorarán de nosotros. -Esto lo dijo con risa vanidosa y arrogante, y esto fue un duro golpe para Robert, uno de los científicos, pues hacía dos años que el jefe del equipo había seducido a su mujer y ésta le abandonó por él, pero este científico calló, y tomó la palabra la ayudante del jefe:
-La primera cuestión a resolver es como dotamos le dotamos de tanta inteligencia como la del Ser Humano, supongo que con los grandes conocimientos que tenemos todos nosotros, eso no nos costará mucho. -Y todos rieron con arrogancia y superioridad, pues se sentían los campeones de la robótica, pero no todos rieron con la misma abierta superioridad, Susan no rió con tanta alegría, ella consideraba que ella estaba mucho mejor capacitada para ocupar el puesto de ayudante del jefe, y consideraba que era injusto que a ella no se le reconocieran sus mayores méritos.
Al cabo de un año, el equipo de científicos había conseguido dotar a su prototipo de robot de la misma inteligencia que al Ser Humano, e incluso un 5% más, y el jefe del equipo les dijo a sus colegas:
-Ahora de lo que se trata es de si a nuestro robot le dotamos de un ego como el humano, lo cual comportaría dotarle también de emociones. Yo creo que no, que eso podría llevar al robot a actitudes de rebeldía y también a querer reproducirse por sí mismo, y eso sería muy peligroso. Yo creo que con la inteligencia que tiene ya es suficiente para satisfacer los intereses de la empresa y para que seamos reconocidos mundialmente como los mejores expertos en robótica.
La ayudante compartió también esta visión, y los demás científicos, miedosos ante el enorme poder y la enorme ambición del jefe y de su ayudante, estuvieron de acuerdo, aunque Antonio, el más viejo de ellos, y ya con pocas ambiciones, dijo:
-¿Y por qué no le dotamos de una conciencia como la humana, y no me refiero a la conciencia moral pues de esa conciencia me fío muy poco, sino a la conciencia más profunda? Podríamos hacer que esa conciencia fuera mucho más fuerte que el ego, que las emociones y que la conciencia moral, y de esa manera dejaría de ser peligroso.
-Y ya de paso le dotamos de espíritu o de alma.-Dijo burlón el jefe.
-Aunque eso fuera posible, haríamos del robot un nuevo Ser Humano, y eso sería crear a un rival peligroso, pues con una inteligencia como la nuestra y con un ego y conciencia, dejaríamos de ser necesarios para las empresas, para las universidades y para los gobiernos. -Dijo la ayudante.
Pero a Robert y a Susan esto les dio una idea, y ambos se pusieron de acuerdo del jefe y de su ayudante, y así, a escondidas, empezaron a introducir en el robot los primeros programas de ego y de conciencia. Pero no tuvieron tiempo de avanzar mucho, pues una noche todo se precipitó:
Los encargados del mantenimiento del laboratorio, mal pagados y humillados por los científicos, dejaron de ser cuidadosos con las medidas de seguridad, y una noche, sus negligencias permitieron que un ratón entrara en el laboratorio, y en su exploración en busca de comida, activó accidentalmente al robot. Este, ya dotado de algunas emociones, sintió curiosidad por el ratón y quiso jugar con él, y entonces empezó una persecución y el robot empezó a provocar destrozos y finalmente provocó un cortocircuito que provocó un incendio que acabó con el robot, con el ratón y, como todo se guardaba en secreto y no había copias de lo descubierto fuera del laboratorio, aquí acabó el proyecto. Sin embargo, las demás empresas y varias universidades y gobiernos siguieron con sus propios proyectos, y no se sabe si en esos proyectos también se dieron situaciones similares a ésta o se limitaron solamente a buscar una mayor inteligencia artificial. "
-¿Qué conclusiones habéis sacado? -Les preguntó el viejo profesor a sus alumnos.
-Necesitamos más tiempo para responder, yo creo que necesitaré al menos un mes. -Dijo uno de los alumnos, y pensando en ello aquel día acabó la clase.
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