lunes, 24 de junio de 2019
VIDA
Ese Misterio, esa Energía, que hace que la materia inerte se mueva, se alimente, sienta, piense y sea consciente.
Ese Universo Divino que produce naturalmente la belleza fértil de tantas flores y de tantos amores, que producen tantos frutos y dejan tantas semillas, y el ciclo sigue.
Ese flujo que eterno emana, ese ritmo que no para; danza, letra y música que queremos dominar. Esa vida entrecruzada con los anhelos y las vivencias de todos los demás. Esa vida en red, esa que de todo depende y a todo hace dependiente. Esa Vida que nos vive, pero que creemos vivir dominados por nuestra ilusa esperanza de dirigir y de controlar.
Esa vida de nubes, de lluvias, de nieves, de ríos y de mares, esa vida que, viento a viento, sol a sol, horizonte a horizonte, de regreso nos trae a la Fuente Original.
Esa Vida que nos entrega la azada y las manos, el agua del riego y la tierra del huerto, y nos lo da sin pedirnos nada a cambio, y así nos da todo lo que necesitamos. Pero, insatisfechos y complejos, siempre estamos buscando más poder, nuevos pastos, y la mágica sabiduría de nuevos sabios, pues todavía nos resultan insuficientes la Vida y sus regalos.
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