domingo, 24 de junio de 2018

TIEMPO Y HORIZONTE



  Siempre miramos al tiempo desde nuestro presente, un presente que tiene un poso sabio del pasado, pero que también está interferido y perturbado tanto por las huellas que en nosotros ha dejado nuestro pasado, como por las creencias sobre el futuro. 

   Mirar al tiempo desde la serenidad es un ejercicio de mirada panorámica, de perspectiva amplia, de balance y de comprensión, mirada que debería servirnos para ser conscientes de que en el futuro habitan los miedos y las esperanzas, y en el pasado las heridas y las nostalgias. 

   Sólo en el presente habita la realidad, pero tenemos que liberarnos de las esperanzas, de los miedos, de las heridas y de las nostalgias, sólo así viviremos plenamente el presente, sólo así captaremos la realidad. También podría decirse que cuando vivimos plenamente el presente es porque se han quedado fuera las esperanzas, los miedos, las heridas y las nostalgias.

   Nuestro horizonte lo creamos desde nuestro presente, en nuestro presente caminamos hacia él. El camino diario es la realidad, es la vida al completo, la vida que realmente cuenta. Evitemos las interferencias y las perturbaciones que nos producen la esperanza esperanza de alcanzarlo y la frustración de verlo siempre lejos, pues el horizonte es horizonte porque está lejos. 







  El mañana se convierte en hoy,
  y el hoy muere en el ayer. 



 El horizonte es sólo mapa,
estímulo, brújula y distancia.





   Todo son flujos, ritmos y huellas
    que trae y borra el viento del Tao,
   y sólo quedan el polvo y la conciencia. 

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