sábado, 16 de junio de 2018

CONTRADICCIONES E INCONSCIENCIAS


  En la actualidad, para la gran mayoría de las personas lo más importante es conseguir su felicidad personal y la de sus seres queridos. Todas estas personas buscan la felicidad por muchos medios, en muchos aspectos diferentes, y por muchos caminos, pero la gran mayoría que lo más importante es conseguir sus deseos, que la  base fundamental es disponer de más dinero y de más bienes materiales. Así, todos los aspectos de nuestra sociedad están sometidos al objetivo de conseguir más riqueza.



   Hoy día, la única creencia es que para conseguir esa riqueza el único sistema económico que puede conseguirla es el capitalismo, al cual se le llama "economía de mercado" o de "libre empresa". Los partidos y las personas consideradas como de derechas, defienden la creación de riqueza por encima de todo lo demás, mientras que los partidos y las personas consideradas como de izquierdas quieren hacer compatible el capitalismo con un reparto más equitativo de la riqueza y más derechos sociales y más ayudas por los más pobres. 

   Pero el sistema capitalista es competitivo, sin competitividad no sería eficaz, no funcionaría, y esa competitividad genera dos grandes problemas:




  * Conflictos entre quienes compiten por la riqueza creada. Cualquier conflicto que veamos en la actualidad tiene su causa real en las disputas por la riqueza. Todo conflicto provoca unos daños, unas injusticias, unas crueldades, y de esta manera la felicidad que se pretende conseguir gracia a la mayor riqueza se vuelve imposible. Casi nadie parece reparar en esta contradicción, casi nadie parece ser consciente de ella. La mayoría condena a unos por egoístas e inmorales y defiende que todo se rija por reglas morales, pero el moralismo, lejos de solucionar nada, lo que hace es contribuir a que no se vea la contradicción anterior. 



   * Desigualdades, las cuales dan lugar a que existan miles de millones de pobres, y a que la gran mayoría de los individuos vea que hay otros que son más ricos que ellos o que tienen más privilegios. La izquierda quiere reducir esas desigualdades, pero al aceptar la existencia del sistema capitalista, cuando gobierna se reducen poco, y también se reducen poco como consecuencia de sus luchas contra los gobiernos de derechas. Por otra parte, para reducir las desigualdades hay que aumentar los salarios, y esto reduce los beneficios de las empresas. Para reducir las desigualdades hay que aumentar las prestaciones sociales, y esto sólo se puede hacer aumentando los impuestos a las empresas, lo cual también reduce sus beneficios. 

   Ahora bien, si las empresas ven reducidos sus beneficios dispondrán de menos capital para invertir, es decir, de menos capital para crear nueva riqueza. Es cierto que hay países más ricos que otros, países con menos desigualdades y más derechos que otros, pero vivimos en un mundo global en el que la riqueza de unos siempre se basa en la pobreza y en la falta de derechos de otros. 

   De nuevo, las desigualdades y la pobreza impiden la felicidad, de nuevo casi nadie parece ser consciente de que estas contradicciones son insalvables, de que son propias de la dinámica del capitalismo, el cual sin esta dinámica no puede existir. Y de nuevo, casi todo el mundo culpa al egoísmo y a la inmoralidad de los demás, y de nuevo el moralismo impide ver estas contradicciones.



   El afán de más riqueza está en la raíz de todos los problemas medioambientales. Conseguir más riqueza significa usar más energías, consumir más materias primas, producir más residuos y deshechos, contaminar más, reducir las áreas de la vida silvestre para conseguir más tierras agrícolas con las que alimentar a una población creciente y para darle vivienda e infraestructuras. 

   Como reacción a los problemas medioambientales surgen el pensamiento ecologista y los diversos movimientos en defensa del medio ambiente, pero estos movimientos centran sus luchas SOLAMENTE en proteger ciertas áreas, ciertas especies en peligro de extinción, y en reducir la contaminación medioambiental. Pero se olvidan de dos puntos fundamentales: La reducción del consumo y del crecimiento demográfico. Existen algunas voces que alertan de estos dos peligros, pero nadie las escucha. 

  Sin la reducción del consumo y de la población, por muy limpias que sean las energías, por mucho que se reduzcan los impactos medioambientales a la hora de conseguir materias primas, alimentos, transportes, fabricación y gestión de residuos, la destrucción medioambiental sólo disminuirá su velocidad pero seguirá aumentando y cada vez quedará menos espacios para la vida silvestre, cada vez habrá más asfalto y más cemento cubriendo la tierra, más carreteras, más líneas férreas, más instalaciones de energías limpias reduciendo los espacios naturales y destruyendo paisajes, y más gente hacinada en las ciudades y viviendo cada vez más alejados de la Naturaleza.

   Se necesita ser conscientes de estas contradicciones, se necesita modificar profundamente las creencias sobre la felicidad y sobre la riqueza, se necesita entender la importancia real de la Naturaleza y modificar profundamente nuestras relaciones con Ella, y se necesita cuestionarse muy a fondo el conjunto de los principios del pensamiento humanista. 

   Existen las sabidurías con el potencial necesario para ser conscientes de esto y para crear vías alternativas, pero esas sabidurías están esperando a que nuestras conciencias las valoren. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario