Libertad.
Tenemos libertad para tomar decisiones, para escoger entre varias opciones, para aceptar o para rechazar una creencia, y para hacer determinadas cosas. Pero nuestra libertad está limitada por los aspectos siguientes:
* Las leyes, las normas sociales y la actitud de quienes nos rodean.
* La tensión entre nuestras necesidades y deseos por un lado, y el valor que le damos a nuestra libertad por otro.
* El nivel de desarrollo de nuestra conciencia, el cual será el que tomará unas actitudes u otras frentes a los dos aspectos anteriores. Nuestro nivel de conciencia también determinará nuestras creencias y los horizontes hacia los que caminamos.
Liberación.
Cada uno de nosotros tenemos un nivel de conciencia diferente, pero ninguno de ellos está plenamente desarrollado. Nuestro nivel de conciencia sólo está plenamente desarrollado cuando alcanza la fusión, la armonía con el Tao, con lo divino, con el Universo.
Hay momentos en los que somos capaces de vivir de acuerdo con nuestro particular nivel de conciencia. Esto nos produce unas intensas sensaciones de paz, de satisfacción, de plenitud y de liberación. Si estos momentos aparecen frecuentemente, o si son etapas más largas, fácilmente pueden confundirse con la liberación completa, y de hecho, sobre todo en el mundo religioso, esta confusión es muy abundante.
Sin embargo, la liberación plena sólo se produce cuando la conciencia está plenamente desarrollada y estamos en armonía con esa conciencia.
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Mientras no llega ningún grado de liberación, siempre tenemos la libertad de caminar hacia los horizontes espirituales que han surgido de nuestro nivel concreto de desarrollo de la conciencia, libertad que nos ofrece abundantes flores de satisfacción y de fertilidad espiritual, siempre a la espera de que mariposa de nuestra conciencia libe en ellas.
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