LA RAZÓN Y LAS EMOCIONES

 

  La razón ve a la mariposa como a un ser vivo que cumple una función necesaria en la trama de la vida. Las emociones ven a la mariposa como a un ser vivo bello y gracioso, y la aman por ello. 

  La razón y las emociones son igualmente necesarias, pero muy pocas veces sabemos usarlas como complementarias. 

  Dentro de cada persona, con mucha frecuencia se dan situaciones en las que, ante lo que quiere la razón, las emociones muestran muchas resistencias, y ante lo que quieren las emociones, la razón pone muchas objeciones, y surgen así muchas de nuestras luchas internas y muchas de nuestras contradicciones. 

  Unas personas prefieren la razón, pues la tienen más desarrollada que las emociones, y otras personas prefieren las emociones, pues las tienen más desarrolladas que la razón, y en el ámbito de las relaciones sociales, todas ellas tienen sus buenos argumentos para defender sus posiciones y para atacar a las opuestas, a las cuales ven como enemigas. 

   Cuado no sabemos usarlas como complementarias, y cuando pretendemos que la razón o las emociones lo decidan todo, ambas se ponen límites mutuamente, pero SÓLO cuando esos límites son eficaces, impiden los excesos, los desequilibrios y las tiranías de todas. 

  Nuestras luchas internas, nuestras contradicciones, y también las defensas de nuestras posiciones y los ataques a las contrarias, siempre nos agitan, muchas veces nos frustran, y muchas veces agotan nuestras energías, y así no podemos prestar atención a nuestras intuiciones ni a la conciencia, siendo éstas dos últimas las que nos permiten ver la realidad y desarrollar nuestra espiritualidad.