domingo, 25 de junio de 2017

LA INOCENCIA HECHA FERTILIDAD







   La Naturaleza se rige por la naturalidad y por la espontaneidad, esa es su inocencia, la cual siempre es fértil.

   En la sociedad humana, la naturalidad y la espontaneidad mueren a manos de los deseos, de la inteligencia, de las creencias y de la moralidad.

   Las creaciones de los deseos, de la inteligencia, de las creencias y de la moralidad son todos los aspectos de la sociedad en la que vivimos, esa sociedad donde la inocencia es vista como estupidez, como ingenuidad y como infantilismo, eso sí, la inocencia es hipócritamente vestida con el disfraz de un alto valor moral, y recibe las mismas simpatías paternalistas, o las mismas burlas, que recibe todo aquello a lo que se considera inofensivo, inferior o ingenuo. 

  La nuestra es una sociedad centrada en el logro de los deseos, y por lo tanto, no hay lugar para la inocencia, pues se cree que la inocencia es totalmente inútil para ese propósito, de ahí el desprecio hacia ella. 

   La consecución de los deseos lleva a intentar dominar a la Naturaleza, intento que produce destrucción medioambiental y desprecio por esa inocencia que consiste en la búsqueda de la armonía con el natural fluir de las cosas. 

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