-Maestro, hay grandes pensadores, y grandes expertos en todos los ámbitos, que dicen que las cosas son complejas, y que los seres humanos también. Sin embargo, tú nos hablas de sencillez.
-Mi serenidad y mi intuición me muestran que el flujo del Universo se rige por leyes sencillas, y que el Ser Humano es parte del Universo. Sin embargo, las reflexiones de mi mente me llevan a ver que, como la gran mayoría de los seres humanos no aceptan el flujo natural del Universo, y además intentan dominarlo para conseguir sus deseos, tienen que recurrir a estrategias complejas, y así surgen las visiones de que el mundo y el Ser Humano son complejos.-Dijo el Maestro, el cual tras unos intantes de silencio, concluyó:
-Cada cosa y cada persona requiere su propia forma de relacionarse con ella. Si aplicas lo complejo a la búsqueda de la armonía, te confundirás, te perderás. Si aplicas la sencillez a las relaciones sociales, los demás no te comprenderán y sólo conseguirás desprecios, y puede que surja algún conflicto.
La discípula guardó silencio, y aunque no estaba segura de si era cierto o no lo que decía el Maestro, vio que lo sencillo y lo profundo podían ir juntos.
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