viernes, 6 de diciembre de 2019
RESPONSABILIDADES Y VICTIMISMOS
Gorrión Sencillo se encontraba en un árbol del parque de la ciudad hablando con Estornino Solitario, y curioso por ver que un estornino estuviera solo, le preguntó:
-Vosotros los estorninos siempre vais en bandadas, a veces en grandes bandadas, ¿Cómo es que tú estás solo?
-Es una larga historia, pero si no te importa te la contaré. Hace años yo pertenecía a una una banda que vivía en un lugar donde la comida era escasa, y mis compañeros no dejaban de quejarse por ello, de tal manera que las quejas provocaron una rebelión contra los jefes, y éstos fueron derrotados. Los nuevos jefes nos llevaron a un territorio donde la comida era suficiente y al principio todo el mundo estaba contento. -Y Estornino Solitario hizo una pausa para seguir contando su historia, pero Gorrión Sencillo no le dejó seguir y le dijo:
-Pero siempre hay un pero, ¿No?
-Sí, pronto empezaron las quejas contra los jefes, se les acusaba de ser unos dictadores. Pero en este caso, aunque hubo un intento de rebelión, no triunfó, y los derrotados, y yo también, abandonamos la bandada y nos unimos a otra que era totalmente democrática.
-Dijo Estornino Solitario.
-¿Y aquí cuales fueron las quejas? -Preguntó Gorrión Sencillo.
-Que los jefes eran corruptos e ineficaces, y que por culpa de esa corrupción y de esa ineficacia, teníamos los problemas que teníamos. Hubo elecciones, y salieron otros jefes, y las críticas volvieron a ser las mismas, y así elección tras elección. Así, unos pocos compañeros y yo abandonamos la bandada y nos unimos a otra que, siendo también democrática, los diversos jefes que eran elegidos eran todos totalmente honestos y también eran los más eficaces de todos. -Contestó Estornino Solitario.
-Y si eran así, ¿por qué abandonaste también a esa bandada? Se supone que con unos jefes así no habría problemas y por lo tanto no habría quejas. -Dijo Gorrión Sencillo.
-Te equivocas. Ahora las quejas eran que nos atacaban mucho los halcones y los cernícalos, que la palomas nos quitaban los mejores territorios, y hasta que los petirrojos y los gorriones nos robaban la comida, que unos tenían más privilegios que otros a la hora de la rama que se les asignaba para dormir, que si yo quiero otra rama por en esta hay mucha corriente de aire, que si el vecino ronca mucho, y todo el mundo decía que había que hacer algo, pero nadie proponía soluciones viables. Finalmente abandoné la bandada y encontré otra en la que no había estos problemas, pero allí las quejas eran tan fuertes o mayores que en las otras bandada, aquí se quejaban de los veranos calurosos y de los inviernos fríos, de que había sequía o de que llovía demasiado, así como de los vientos que dificultaban el vuelo, y se quejaban también de que la vida era corta y no había posibilidades de evitar la enfermedad, la vejez y la muerte. -Dijo Estornino Solitario.
-O sea, la cuestión era quejarse de algo externo y de esa manera eludir las propias responsabilidades, ¿No?. Siempre he pensado en lo útiles que resultan los "malos", los "dictadores", los "corruptos" o los "enemigos", o el "destino adverso", a la hora de eludir responsabilidades, y lo fácil que resulta hacerse la víctima en busca de compasión y de ayuda en vez de buscar la manera de afrontar la vida por sí mismo de forma libre y reflexiva. -Dijo Gorrión Sencillo.
-A esa misma conclusión llegué yo, y por eso decidí vivir sin ninguna bandada, sin jefes, incluso sin los buenos jefes, y sin compañeros quejicas, para responsabilizarme de mi propia vida, para ser libre de esta manera. -Dijo Estornino Solitario.
-Estoy de acuerdo, eso mismo hice yo respecto a todas la bandas de las que he formado parte, y ahora soy más autosuficiente, soy más libre, soy más responsable de lo que me pasa a mí. Y comparto mi vida con cualquier pájaro o con cualquier otro animal en el que veo estas mismas actitudes, y he visto que tengo las mismas seguridades y los mismos riesgos que cuando estaban en una bandada. -Dijo Gorrión Sencillo, y ambos continuaron con sus charlas, y juntos buscaron comida y compartieron la que encontraron, y al día siguiente cada cual siguió su camino, aunque de vez en cuando se iban encontrando en el parque y seguían charlando y compartiendo comida.
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