Estos días se celebra el hecho de que el Sol vuelve a crecer.
Se celebra el nacimiento de un héroe salvador.
Se celebra el amor entre la familia.
Se celebra la ilusión de que en el año que viene todo sea mejor.
Y todo se celebra con la alegría producida por la abundancia de comida, de bebida y de regalos de bienes materiales.
Celebración, donde no hay sitio para los solitarios, ni para los libres, ni para los críticos.
Celebración, donde se mezclan la esperanza, el amor y la impuesta alegría, y lo hacen como tiranía donde quedan excluidas la comprensión y la sabiduría.
Celebración, porque cuando no hay lo que realmente satisface sólo queda la alegría de la esperanza y de la celebración.
Pero, a quien no le agita la celebración, siempre le queda en su interior el reflejo luminoso, sabio y liberador de la luz del Sol.
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