Sólo tras pagar los precios
llegan las conclusiones.
¡Cuántas lecciones!
Pero...
¡Cuántas distracciones!
Y por ello...
¡Qué pocas rectificaciones!
La pluma sobre el cemento,
hasta que se la lleva el viento,
al igual que se lleva
al ruido y al polvo de nuestros afanes.
Alas requieren la armonía y el viento,
pero a quienen les dominan los deseos,
como no levantan el vuelo,
el suelo lo cubren con cemento.
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